martes, 23 de octubre de 2018

Estoy obligado a contarlo...




Dejé por ti un temblor, una sacudida,
un resplandor de fuegos no apagados,
dejé mi sombra en los desesperados
ojos sangrantes de la despedida.
(R.Alberti)


Voy a revelarles una historia que, si he de serles franco no me hace ni pizca de gracia, pero la verdad es la que es, y de tipos honestos, creo, es sacar pecho y contarla, aunque no nos haga ningún favor. Es cierto que nunca nos la enseñaron en la escuela, quizás porque fue Castilla nuestra madre y castellanos nuestros héroes, y no había lugar para otros que no fueran los nuestros. Aun así, no es ésto motivo suficiente para la deslealtad que llegó después. Me explico...
La mayoría de españoles que ya peinamos canas sabemos de un pasado nuestro de gestas, de hazañas... de conquistas, y es cierto, podemos presumir de una historia extensa y grandiosa, no en vano un país tan pequeño como el nuestro fue dueño de medio mundo... Y conocemos bien a nuestros héroes: D. Pelayo que superó enormes adversidades y supo iniciar la reconquista, El Cid y sus mesnadas, que venció en muchas ocasiones a los moros y conquistó Valencia para la cristiandad, Los Reyes Católicos, que unificaron el país de una vez por todas y lo hicieron grande, de los conquistadores de América, Hernán Cortes, Pizarro, etc. etc. que con un  puñado de hombres se hicieron con territorios inmensos para España, de los héroes del dos de mayo que con poco menos que palos y rastrillos fueron capaces de expulsar a los invasores franceses bien equipados, o incluso de los últimos de Filipinas y de Cuba, que aguantaron hasta la muerte para no rendirse ante miles de rebeldes, y un largo etcétera más, pero es verdad que apenas conocemos algún episodio que, podríamos decir, sean exclusivos de antiguos reinos anteriores a la unificación del país, como... por ejemplo, los de Aragón en el que se incluye como parte primordial Cataluña.
Si, porque Cataluña tiene algunas andanzas propias al margen de Castilla, pero ya les advierto que se cuentan con los dedos de una mano, y nos sobran tres...
La más importante y conocida de todas ellas y, ya les digo que no es para tanto, fue la de los Almogávares, quizás les suene. Actualmente se han hecho famosos por existir una peña barcelonista de fútbol del mismo nombre... Porque de Cataluña, y sobre todo de Barcelona, sólo dos temas merecen la pena resaltar de su historia particular, el Consulado del Mar, una especie agrupación mercantil creada para defender los derechos marítimos y comerciales de sus ciudadanos (de ahí su fama de fenicios) y los mencionados Almogávares.
Pero... incluso los jefes de estos tipos no eran catalanes, pues su líder y fundador fue Roger de Llúria, un italiano cuyo verdadero nombre era Ruggiero Loira, y el que le siguió otro extranjero, un alemán, Roger Blum, catalanizado su nombre como Roger de Flor.
Los Almogávares fueron algo parecido a una organización de mercenarios o, digamos, piratas que se dedicaban a saquear los puertos y ciudades del Mediterraneo. Almogávar significa en árabe “devastador”, eso nos da una idea de sus fines. En toda esa zona le temían más que a un nublado...
En el año 1303, el mencionado Roger Blum fue capaz de reunir a mas de 6.500 mercenarios, y al grito de “¡Desperta ferro!” (ésto lo decían por el acero de sus espadas) esquilmaron multitud de ciudades a lo largo de la costa de Asia menor, (actual Turquía) y llegaron, incluso, al corazón del Imperio Bizantino, Constantinopla, que estaba en horas bajas, todo hay que decirlo. Fue tal los estragos que hicieron que el mismo emperador Miguel IX, acojonado, tuvo que ofrecer a su hija, la princesa María, como esposa al bestia ése del Roger, (el alemán catalanizado) para aplacarlo. Pero el hijo el emperador, mosqueado por creer perder el reino a favor del bandido, urdió un plan, un complot, y...
Organizó el emperador una deslumbrante fiesta en honor del futuro matrimonio. Acudieron a ella la flor y nata de los Almogávares respaldados por 1.500 de sus huestes, pero... antes de acabar la cena se apagaron las antorchas que iluminaban el recinto y empezaron a entrar soldados bizantinos a tutiplén al mando del príncipe y, para que seguir, se cebaron con ellos. La carnicería fue espantosa, no quedó ningún almogávar incluidos sus jefes, y Roger, por supuesto, que fue el primero en ser asesinado, y descuartizado...
En cuanto supieron del desastre, el resto de los fieros Almogávares se organizaron, y como animales sin piedad destrozaron la ciudad, violaron a mujeres y niñas, y asesinaron a todos los que se interponían en su camino. Tuvieron que abandonar el imperio bizantino acosado por el ejercito y se refugiaron en Atenas. Allí aguantaron unos años más haciéndose con el poder del país hasta que llegaron los turcos que los aniquilaron. A la princesa María y a su madre que iban con ellos las violaron hasta morir exhaustas... Ésta fue la historia de los terribles Almogávares catalanes, una numerosa banda de mercenarios que tuvieron en vilo durante unos años a gran parte del Mediterráneo.
Y es que los catalanes (los de pura cepa, no los recién llegados) son, de alguna manera de carácter bipolar porque, o están en el llamado “Seny” es decir calmados, sensatos, prácticos, peseteros, útiles, o en plena “Rauxa” o sea, agresivos, peleones, fieros, o desleales. Imagino que no hace falta decirles en cuál de las fases están ahora...
Dicho queda...
                                                                            Joaquín Yerga
                                                                           23/10/2018

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