domingo, 1 de enero de 2017

Dos horas para soñar







El cine no es un trozo de vida, sino un pedazo de pastel.
--Alfred Hitchcock--

Lo bueno del cine es que durante dos horas los problemas son de otros”. Extraña manera esta de definir lo que es el cine, según Pedro Ruiz. Pero no va muy mal descaminado este catalán ocurrente y no demasiado alto.
Alguien dijo también que el cine es una fábrica de sueños. He de confesarles que para mí la mejor. Si alguien pidiese mi opinión, yo pondría a ésta disciplina entre los inventos más sobresalientes jamás creado por el hombre. Si hoy tuviésemos que vivir sin él, después de haberlo saboreado, la vida se nos pondría muy cuesta arriba.
¿Quién ante cualquier acontecimiento personal suyo surgido en un momento dado no se ha visto reflejado en alguna película? Pocos podrán negar que durante un momento triste de algún penoso día de su existencia no se hayan sentido reconfortadas ante las escenas conmovedoras de, por ejemplo Qué bello es vivir, de Frank Capra.
El cine se hizo industria durante la Gran Depresión de 1929 por la gran demanda de sueños y quimeras que exigía el pueblo llano ante la falta de bienes y sustento. Los cines se llenaban de gente que mitigaban su desesperanza comiendo palomitas y engañándose así mismas durante una hora y media. Olvidaban, de paso, su oscuro presente. Ellas suspirando y compartiendo los anhelos de Escarlata O´hara en Lo que el viento se llevóY ellos sintiéndose cómplices imaginarios del héroe de la honestidad y aplomo varonil que encarnó a la perfección Rick (Humphrey Bogart) en Casablanca.
Los norteamericanos han sabido sacarle buena tajada a esta industria y han saneado una historia propia no tan prolífica ni tan amable como nos la han querido mostrar. Los dueños de las grandes corporaciones cinematográficas: Metro, Wagner, Paramount, Universal etc. con ayuda de las autoridades del momento han conseguido que cualquier ciudadano de cualquier país conozcamos al dedillo su exiguo pasado.
Miren si son listos estos yanquis que han logrado que personajes ficticios o reales con tan poca entidad como: Búfalo Bill, Al Capone o Billy el Niño, sean súper conocidos por todo el mundo, a pesar de tratarse de seres insignificantes en la historia real. También épocas o situaciones nos son tan familiares que parecieran hechos trascendentales en el devenir de la humanidad; la historia del oeste americano es un buen ejemplo de ello.
Para dar a conocer al mundo su facilona y oportunista colonización del oeste han materializado la mini-hazaña en ingente cantidad de películas del llamado, Western, que se han rodado: Solo ante el peligro La Diligencia son joyas que nadie debiera perderse. También para mostrarnos la complicada vida urbana de sus enormes y recién creadas ciudades se rodaron muchas de las películas del denominado, Cine Negro… La Jungla de asfalto El Halcón maltés, son dos filmes esenciales. 
Es obvio que Hollywood a tratado todos los temas habidos y por haber. Sin ir mas lejos ¿Qué me dicen del asunto religioso?. Ha hecho más el cine para el conocimiento de la biblia, con películas como…Los diez mandamientos, Ben Hur , Quó Vadis, que siglos de catecismos o misas. Estarán de acuerdo conmigo que gracias al celuloide le hemos puesto rostro y aspecto a: Moisés o a San Pablo, protagonistas de esas películas tan imprescindibles, y que volvemos, por cierto, a visualizar una y otra vez cada Semana Santa. Incluso a Barrabás, o al propio Jesucristo en otras muchas, del tipo… La pasión de Cristo La túnica sagrada.
Es evidente que para una mayoría de personas de casi todo el mundo el cine es un asunto fundamental. No se discute ni se rivaliza como en los deportes, pero forma parte de nuestras vidas. 
Una buena película puede tener la capacidad de alterar nuestra sensibilidad, permitiéndonos, incluso, salir de la sala empatizando con las desgracias ajenas Fuga de Alcatraz.. O  tristes y con los ojos hinchados, después de una llorera emotiva con La leyenda del indomable. Pero también eufóricos y felices con El golpe,  ¡y cómo no!, románticos y con ganas de besar a todo el mundo a la salida de Vacaciones en Roma  o  Grease… Sin embargo después de ver Esplendor en la hierba Memorias de África, acabamos con un regusto amargo difícil de digerir. Todo esto demuestra a la perfección el poder y magnetismo del cinematógrafo.
¿Quién no ha derramado alguna lágrima al terminar de ver Titanic?. ¿O maldiciendo a los nazis con La lista de Schindler? También desconsolados al finalizar La vida es Bella  Gran Torino.  Y no digamos melancólicos después de contemplar Los puentes de Madison cuando Robert Kincaid (Clint Eastwood) espera la decisión de su amada Francesca (Meryl Streep) bajo la persistente lluvia de Iowa.
Sabemos que la mayoría de las películas son versiones cinematográficas de libros anteriormente escritos, pero es evidente que estas historias han calado más en el imaginario y corazones de la gente en este tipo de formato, es decir, el cine. 
A mi sí me formularan la inevitable pregunta sobre.. ¿Qué tres cosas te llevarías a una isla desierta?. No dudaría ni un instante… Una colección de libros, otra de cintas en donde no faltaran El padrino, Casablanca Encadenados, y la tercera.., ummm, me la reservo para otro artículo.
                                      Joaquín 
                                    

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