En la vida como en la Muerte
Supongo
que a veces nos toca ser solo un momento en la vida de alguien
Anónimo
Prometo
solemnemente no
haber mirado
ningún diccionario. Tampoco alguna que otra página en internet
relacionada con el asunto, y por supuesto he obviado la Wikipedia,
pero presiento que conocer la definición de la palabra Genio no
es muy complicado. Supongo que un genio debe ser cualquier
persona singular o extraordinaria en su oficio y que hace cosas que
no están al alcance de la mayoría de los mortales.
Si
lo queremos simplificar un poco más y aunque sea una perogrullada
podríamos decir que un genio es el que hace genialidades
¡Claro! que habría que sopesar qué
valor le damos a las diferentes genialidades. Hoy tan solo pretendo
valorar la vida, y obra de algunos verdaderos
genios que en la historia han sido.
Y
es que genios los
ha habido siempre, aunque para ser sincero no demasiados. Aun
así, seguro que todos recordaremos, si nos preguntaran, tres o cuatro imprescindibles; puede que incluso alguno pulule por este mundo vivito y
coleando y
que aun no los sepamos pero, tranquilos que con el tiempo sabremos de
sus nombres y sus trabajos..
Si
citáramos a estos talentosos tipos por orden cronológico y
desde que tenemos noticias de su existencia, me viene a la
mente algún filósofo griego de la época clásica, por
ejemplo Aristóteles., luego hablaremos de él.
Anterior
al mundo griego del siglo IV ac., que fue cuando vivió éste
filósofo, tenemos vagas noticias de otros personajes que tocaron
diferentes disciplinas y que son merecedores de ser catalogados
también como genios. Sin ir más lejos, ya dentro de la llamada
historia, que empieza
a contar desde que se tienen documentos escritos, podríamos tener en
cuenta a algún personaje de la antigua Mesopotamia. El gran
rey Sargón, del
que hablaban y no paraban de su genio y poder es un buen ejemplo de
ello. Fue de los primeros de la historia que se tienen datos fiables.
Estamos hablando del año 2300 antes
de Cristo.
También
de los egipcios pondríamos en la lista a Ramsés
II el
más famoso de los faraones, el
del Valle
de los Reyes y
tantas cosas más. Según algunos, éste
era
el
monarca que ocupaba el trono cuando Moisés apareció
en un canastillo sobre las aguas del Nilo… Y
que después de hacerse querer por la
hija de ese
faraón, se emancipó de los egipcios y condujo a su pueblo a la
tierra prometida tras las diez plagas que hizo
abatir
sobre Egipto; al
menos eso nos cuenta la biblia. ¡Y
es
que es
tan bonito que no merece la pena comprobar si fue un hecho
histórico o simplemente leyenda! No
dejemos que la realidad nos estropee una maravillosa historia. ¿No
les parece?
Al otro
lado del continente asiático (en
su extremo más oriental)
también hubo alguien que se merece el calificativo de genio, aunque
suene raro. Me estoy refiriendo a Buda.
Éste
personaje fue muy real; vivió a lo largo del siglo V a.c Según
sus biógrafos fue un príncipe hindú que renuncio a sus
privilegios y se propuso buscar la felicidad a través de meditaciones.
Sidarta
Gautama, que era el verdadero nombre de Buda, simplemente sometiendo
a
su mente consiguió alcanzar la felicidad. Logró, "el
tío",
llegar al karma,
una especie de control exhaustivo de sus pensamientos que le
permitía, entre otras bicocas, no sufrir. Sus enseñanzas están
más vivas y actuales que nunca, y no solo en el mundo oriental,
también en occidente gana adeptos día a día.
Muchos
me echarían en cara que no apareciera en mi lista de hombres
excepcionales tipos de la importancia de Alejandro Magno, el
gran general macedonio, hijo de Filipo
II. Si
insisten lo damos por bueno y lo incorporamos al padrón de
los genios militares,
pero
que conste que a regañadientes.
Según
las malas lenguas de entonces Alejandro asesinó a
su propio padre en connivencia con su madre Olimpia,
pero esto nunca se confirmó. Debemos tener en cuenta
que Filipo repudió a
su madre (entonces
era moneda corriente ese
proceder) y
a ésta como a su hijo, no creo que le hiciera mucha gracia que
otro retoño de cualquier pelandusca más
jovenzuela viniera a heredar el trono que ambos se tenían reservado.
Este
magnífico general y estratega conquistó con una tropa de 50.000
hombres tres cuartas partes de Asia, venciendo a ejércitos muy
superiores en número y sometiendo al gran Darío, “El
rey de reyes” al que nadie podía mirar a los ojos siquiera.. La huella
que dejó Alejandro en medio mundo conocido fue de enorme
trascendencia.
De
todas maneras Alejandro, que fue admirado por todos los
reyes y jefes militares posteriores a él y, ¡Mira si ha habido de
ellos a lo largo de la historia!, fue un bestia. Mató de un arrebato
a su mejor amigo en una noche de juerga. Luego se arrepintió el
resto de su vida, aunque esta fue muy corta, murió a los treinta y
tres años.
La
tumba de este
gran macedonio
se ha convertido en uno de los grandes misterios de la historia. Hay
arqueólogos o historiadores que darían media vida por localizarla.
Cuando murió, víctima de unas fiebres en Babilonia (la
mítica ciudad de los jardines colgantes) sus
generales
juraron
enterrarlo
en el
más estricto de los secretos. ¡Y
tan en secreto que aun la buscamos 2300 años después de su
muerte!
Alejandro
fundó un montón de ciudades en Asia y África a
las que llamó Alejandría (humilde
él)
la
más significativa la de Egipto.
Ésta ciudad se convirtió en una de las dos o tres más importantes
de la antigüedad, junto con Atenas o
la misma Roma.
Es la ciudad de Cleopatra, de Marco Antonio, de los Ptolomeos, del
Faro, de la Gran
Biblioteca
etc. etc.… tiene una historia apasionante.
Hace
un par de años se encontró una suntuosa tumba en la
actual Macedonia, se pensó
inmediatamente que pudiera ser la ansiada de Alejandro,
los expertos se frotaban las manos, pero para desgracia de todos
resultó ser la de su padre Filipo, esplendorosa y digna de un gran
rey, pero más modesta que la que todos imaginamos de su hijo.
Por
cierto, el maestro y preceptor de Alejandro
Magno fue
su compatriota y gran filósofo, nuestro Aristóteles;
que si mal no recuerdo es el personaje por el que quería
empezar a escribir el artículo, pero, se enreda uno.
Joaquín
Yerga
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