Decía Séneca que la mejor manera de vivir es hacerlo acorde con la naturaleza, aceptando sus designios. Es decir, afrontando impertérritos los avatares que el destino nos tiene reservados. Incluso, y sobre todo, la enfermedad y la muerte. Consideraba, también, nuestro filósofo de cabecera que la felicidad no hay que buscarla desesperadamente ni tomar atajos para llegar a ella.
El referente máximo de Séneca era la virtud. Él juzgaba que para ser feliz se requería básicamente: cariño a su familia, respeto a sus semejantes, equilibrio en los negocios y mesura en los vicios.
Por cierto, ¿influye el nivel de cultura del individuo en su felicidad? ¿Se es más feliz cuanto mayor grado de conocimientos se posea? ¿Justo lo contrario? Digo yo que cuanto más implicados estemos en las circunstancias y avatares mundanos que nos rodean y más amplio sea este círculo, mayor volumen de preocupación y de insatisfacción tendremos, lo que conlleva más motivos para ser infelices. Decía también Goethe, que la felicidad es cosa de plebeyos.
En resumidas cuentas, para muchos, ¿mientras más memos seamos más posibilidades tendremos de ser, bobaliconamente, felices? Por ahí van los tiros..
Joaquín

No hay comentarios:
Publicar un comentario