A propósito de Trump.
El
populismo ama tanto a los pobres que los multiplica.
M.Grondona
Soplan
aires inquietantes en el mundo. La crisis recién padecida y ya
pasada, al menos en su etapa más virulenta, nos ha dejado unos posos
turbios y un sabor amargo difícil de digerir. Las causas, mas o
menos las conocemos; las
consecuencias las sufriremos. Me explico…
Es
cierto que hemos disfrutado de unos años de abundancia y relajación
en cuanto a la economía. Y
que
esto permitió (debido
a la confianza y falta de vigilancia)
que emergieran aprovechados y malos gestores que al final nos
llevaron, al saqueo unos y a la bancarrota otros.
La
gente mal informada, también llamada
el pueblo llano, que siendo casi mayoría permiten con sus votos
formar gobierno, se han decantado por soluciones fáciles y creerse a
pies juntillas la demagogia de los nuevos politiquillos advenedizos y
aprovechados que prometen darle la vuelta como un calcetín a todo y
solucionar en un santiamén unos problemas tan difíciles, que
nos han llevado décadas hacer las leyes adecuadas para ellos.
Y
es que la
crisis ha sido tan profunda y los damnificados tantos que muchos
están airados con los políticos de siempre. Otros, debidamente
inoculados de rabia por tantas imágenes de mandatarios saliendo o
entrando en los juzgados a la hora de los telediarios, están que
trinan y son capaces de tirar por tierra, en actos irresponsables,
tantos años de ésta democracia exquisita de la que disfrutamos.
Aunque
ahora no esté de moda decirlo, nunca
en Europa hemos vivido tan bien tanta gente. Los derechos de casi
todos están recogidos en las leyes de cada país y las de la UE en
general. La mejor muestra de ello es que todos los ciudadanos del
mundo quieren venirse aquí porque se sienten protegidos. Pero hasta
llegar a este grado de modernidad y defensa de los derechos humanos
han tenido que pasar muchas décadas, porque legislar para que la
mayor parte de la gente se sienta beneficiada y pocos perjudicados,
es complejo. Sin embargo ahora pareciera que setenta años de
esplendor no contasen y tan solo unos cuantos de crisis y
malversación de fondos es lo relevante.
Ya
antes pasamos
por lo
mismo, porque la historia suele
repetirse
siempre; la memoria humana es a veces insufriblemente débil. Después de
terminar
la Primera Guerra Mundial
vinieron como es lógico los felices años veinte, de abundancia y
excesos, para acabar en el Crack del veintinueve, que generó una
crisis galopante con millones de parados y miseria. ¿Y cuál fue la
solución que buscaron muchos? Pues igual que ahora, las recetas más
fáciles para problemas muy complejos. Y las multitudes agasajaron a
los nuevos profetas que iban a solucionar todo. Les enumero algunos…
Hitler en Alemania, Mussolini en Italia, Stalin en Rusia etc.etc.
Imagino que no hace falta que les diga el resultado, aun así les
recuerdo, millones de muertos y Europa arrasada.
Una
de las diferencias entre el momento actual con el de entreguerras es
que en los Estados Unidos de
entonces,
a pesar de los inmensos daños de la crisis, siguió conservando el
gobierno democrático. Eso le permitió una recuperación más o
menos rápida y ocupar poco después la posición de país más rico
del mundo. Ahora, sin embargo, parece ser que también allí llegó
el populismo.
Creo
sinceramente
que la respuesta no está en estos populismos de tres al cuarto, sean
de derechas o de izquierdas, que pretenden arreglar con cuatros
brochazos gruesos lo que a políticos muy preparados les ha llevado
décadas. Ésta estaría, pienso, en perseverar, porque el fin
del túnel se vislumbra en lo económico y a los juzgados. También
a las cárceles van llegando en largas filas los aprovechados.
En
otro orden de cosas aunque muy relacionado con lo que está pasando,
tenemos que gran parte de la culpa la tiene la globalización
generalizada y el ansia merecida que tienen los países pobres por
salir de la miseria, unas veces deslocalizando empresas con la
consiguiente desindustrialización de occidente y por otra provocando
un verdadero éxodo de gentes del mundo pobre al rico, con el
inevitable desasosiego de éstos últimos. Pero esto es ya inevitable
en el mundo actual por muchos muros y alambradas que queramos
colocar.
Dicho
queda…
Joaquín
Yerga
30/01/2017
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