domingo, 22 de enero de 2017

Cosas del amor..

                                                                                         



Un hombre sin pasiones está tan cerca de la estupidez que sólo le falta abrir la boca para caer en ella.

--Séneca--

Con la excusa de que vivamos más y mejor, algunos psicólogos nos sugieren no implicarnos demasiado en ciertos e importantes asuntos mundanos, sobre todo con las personas de nuestro entorno, para así poder llegar a centenarios.

Es contraproducente, nos dicen, depender demasiado del cariño y del afecto de seres queridos por el impacto demoledor que supone en nuestro aparato emotivo y sentimental la desaparición o alejamiento de estos de nuestras vidas.

Razones no les faltan. Insinúan que las amarguras contribuyen en cierta medida a una merma de calidad  de vida y por lo tanto a un acortamiento de ésta en años. Por enhebrarlo con lo anterior, acaba de salir un informe en el que vinculan directamente el infarto con episodios de desamor profundo. Me lo creo pero, apuesto que no es nada fácil eludir éste sentimiento ¿Cómo prescindimos de amores incondicionales? ¿Qué vida nos espera sin apegos personales?.

Mucho me temo que estos sabios consejos apelando al desapego afectivo no tendrán demasiada acogida. Entenderemos que es preferible mil veces caer en la decepción amorosa, o en la mas infinita tristeza por la muerte de un ser querido, a no ejercitar las pasiones. Y preferiremos llorar cuando la vida nos golpee y padecer de desamor cuando éste nos dé la espalda. Incluso soportaremos la infinita decepción cuando algún amigo nos traicione. Todo esto lo antepondremos, y más, antes que mostrar frialdad o indiferencia a las personas cercanas.

Y es que la mayoría de los mortales irremisiblemente elegiremos caer y volver a caer en sufrimientos, decepciones o angustias, antes que vivir faltos de emociones primarias, sean éstas buenas, o malas.

En fin..

Joaquín





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