viernes, 30 de diciembre de 2016

¿Qué esperamos del 2019?





Precisamente porque el destino es inmutable la suerte depende de nosotros mismos.
(A. Maurois)


¿Qué esperamos de este 2019 a punto de comenzar? Todos y cada uno de nosotros ansiará cosas muy diferentes,imagino; aunque apuesto que podríamos incluirlas todas en dos o tres categorías universales.
Por ejemplo, unos simplemente desearán que el año discurra como el que acaba de dejarnos, sin más aspavientos ni sobresaltos, así de modestos. Dichosos ellos, porque esa actitud revela cierto bienestar tanto económico, anímico y de lozanía. Prefieren seguir como hasta ahora porque temen de alguna manera que cualquier novedad empeore su situación. Es ésta una postura recelosa y conservadora propia de personas más bien conformistas.
Otros, sin embargo. después de haber padecido alguna experiencia traumática, bien de carácter vital o tal vez más corriente y mundana, pedirán al 2019 que sea más indulgente con ellos y que no repita en sus vidas lo injusto de su antecesor. Por supuesto ambicionan la estabilidad  que un día les robó el  desaparecido año. Y están, creo, en su derecho de pedir  volver a esa  normalidad perdida, faltaría más.
Aun habrá algún que otro que no se corten un pelo y pidan al nuevo año todo tipo de parabienes, tanto familiares, económicos o sentimentales. Y es que por pedir que no quede, cada cual es libre...
Estas llamativas pero ingenuas invocaciones que realizamos al final de cada año dirigidas a no se sabe quién, acompañadas de toda la parafernalia festiva posible (brindis incluidos) y suspirando por un futuro halagüeño, demuestran muy a las claras lo endebles y supersticiosos que seguimos siendo. Por supuesto, nadie, ni el destino ni la providencia nos van a regalar nada que no consigamos con nuestro propio esfuerzo. Tan solo el azar caprichoso como nadie tendrá en sus manos parte de nuestra fortuna y ventura.
Personalmente yo no le pido mucho al nuevo año. Eso sí, me gustaría que todo fuese, como poco, parecido al anterior. Entiendo y estoy convencido que en el terreno económico o laboral, incluso afectivo, todo depende de mí, de mi sacrificio y perseverancia en conseguir lo que me proponga, pero como estoy de un conformismo atroz y de una vagancia extrema para emprender nuevos objetivos, pues me temo que pocas alegrías me va a dar éste, venidero 2019. Decía no sé quien que los años no pasan se quedan en uno, y creo que no le faltaba ni pizca de razón.
¿Y de los familiares y amigos que me rodean? Poco puedo hacer por ellos pues de nada vale desearles todo tipo de abundancia y felicidad cuando dependen de sí mismos. Por brindar que no quede, pero son ellos los que tienen que ir en busca de su destino y concebir su propia felicidad.
El azar existe y puede que sea arbitrario, pero soy de la opinión de que afecta a nuestras vidas mucho menos de lo que pensamos. Lo que nos depare la vida en el futuro casi siempre estará en nuestra manos, salvo honrosas excepciones. Nos daba nuestro gran pintor patrio, Picasso, un sabio consejo que nos viene que ni pintado (la concordancia es pura casualidad) nos decía “La inspiración es un hecho casual y mágico pero si nos llega que nos coja trabajando”.  Con esto nos daba a entender lo íntimamente relacionado que están: azar  y  casualidad con: trabajo y dedicación.
Está bien claro que casi todo en la vida no es cuestión de suerte ni de pedir a Dios; el hecho de que nos vaya bien o mal está muy relacionado con nuestra disposición y circunstancias. Si fuera sólo por lo último, las personas más piadosas y los países mas religiosos les iría de maravilla, y evidentemente eso nos es así. Todos vemos cómo a los países ricos y prósperos siempre les va siempre bien, apenas sufren catástrofes y desgracias. Sin embargo a los pobres, que suelen ser los mas devotos, se ceban con ellos todo tipo de calamidades. Me temo que preparación y progreso tienen mucho que ver con todo esto.
Aun así, y a pesar de todo lo dicho, me desdigo por unos instantes, para pedirle  a este 2019  que sea indulgente con nosotros, los españoles, que buena falta nos hace.
Dicho queda…


                                                                        cosasdejoaquinyerga@blogspot.com


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