Esos tus cabellos blancos, bonitos,
ese hablar cansado, profundo
que me lee todo lo escrito
y me enseña tanto del mundo.
Esos pasos lentos de ahora
caminando siempre conmigo,
ya corrieron tanto en la vida.
Mi querido, mi viejo, mi amigo.
--Roberto Carlos--
Querido Padre:
Hoy quiero recordarte de una manera especial, aunque lo hago todos los días de mi vida desde que te fuiste. Pero deseo recordarte en tu plenitud y no en tus últimos años, cuando la enfermedad causó estragos en tu ánimo..
Padre, mis recuerdos, caprichosos, me hacen verte fuerte y apuesto, como tú fuiste y a mi me contaron. Ellos me llevan de la mano y me aúpan a tus rodillas, y me hacen ser otra vez el niño más feliz del mundo.... me inducen a asomarme a la puerta de casa, como antaño, y verte caminando calle abajo desplegando aquella cálida sonrisa tuya al mirarme ¡y tan impaciente por cogerme en tus brazos!.
Ya no estás conmigo y ni te imaginas lo que daría por poder contarte los pasajes de mi vida que tú no has conocido. Te diría, si pudiera, que te aceptaría tal como eras, con tus virtudes, que eran muchas, y tus defectos, acentuados absurdamente en la inconsciencia de mi juventud..
Quiero que sepas, aunque ya no puedas oírme, cuánto te echo de menos y lo que daría por estar junto a ti, y pasear a tu lado y escuchar tus inquietudes, y que tú atendieras las mías.
Y te confesaría también, ahora que he vivido los años suficientes, mis momentos más tristes para llorar juntos, y los menos malos para reconfortar tu ánimo. Confidencias, por cierto, que jamás a nadie revelaré y que guardo sólo para ti...
Te fuiste sin alharacas sin hacer ruido, casi sin molestar, pero dejaste un vacío tan grande que nunca en la familia fuimos capaces de llenar. Hoy, y aunque mis palabras suenen ya huecas y tardías, ¡me gustaría hablarte de tantas cosas!..
Ya he cumplido uno de mis sueños: alcanzar los años que tenías cuando nos dejaste y, aunque tú no estés aquí para escucharme quiero que sepas ¡Cuánto me duelen los abrazos que no pude darte!.
Aquellas lágrimas que entonces te escatimé brotan abundantes de mis ojos al recordarte, pero ya es muy tarde, demasiado tarde...
Joaquín
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