La vida nos acerca y la vez nos separa,
como el día y la noche en el amanecer...
Mi corazón sediento ansía tu agua clara,
pero es un agua ajena que no debo beber...
--J. A. Buesa--
¿Os imagináis campanas en la espadaña de la Aurora, ahora con sus huecos vacíos? Pues una de esas campanas aún existe, es el esquilón de la ermita de San Isidro. Allí se llevó, porque...
No sé si lo sabéis pero antes de poner a la Aurora bajo la advocación de esta virgen, la teníamos dedicada a la Virgen de los Remedios. Se abandonó y en su lugar se erigió la ermita de la Virgen de la Aurora, hoy desacralizada y utilizada para otros menesteres más mundanos, como el Museo de Escultura Julián González García.
La espadaña que véis consta de dos cuerpos y tres vanos, con decoración barroca. El interior no es otra cosa que una anómala nave, muy torcida en su desarrollo, de quince metros de largo por cuatro de ancho, con tres tramos, pilastras decoradas con placas recortadas y bóveda de cañón.
Por cierto, el Museo de Esculturas Julián González García es municipal y su fundación se debe a la generosidad de Julián, que donó gran parte de su obra para la creación de esta excelente galería de arte.
Julián González es un fuentecanteño que tuvo que emigrar a Brasil. Allí hizo fortuna dedicando su escaso tiempo libre a su verdadera pasión, esculpir en madera. En febrero de 2017 se le nombró Hijo Predilecto de Fuente de Cantos.
Joaquín
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