lunes, 25 de noviembre de 2024

Cosas de mi vecina, una chiquilla..

                                                                                          



Yo he vivido mi vida: si fue larga o fue corta,

si fue alegre o fue triste, ya casi no me importa.

Y aquí estoy, esperando. No sé bien lo que espero,

si el amor o la muerte, lo que pase primero.

---J. A. Buesa---


El otro día coincidió con una vecina en el ascensor. Es una chica joven con la que alguna vez había intercambio unas palabras, pocas. Tras un instante callados los dos, se atrevió a romper el silencio. Le sugirió unas obviedades sobre el tiempo. Se sorprendió cuando le informó despues que acababa de jubilarse. La tía no se cortó un pelo. Fijaos lo que le preguntó:

---¿Y qué se siente siendo ya un viejo?..

Qué os parece, ¡qué chiquilla!.. Él aprovechó para decirle:

---Marta (sabía que se llamaba Marta) envejecer es un regalo. No cambiaría nada de lo que tengo por unas cuantas arrugas menos o un vientre plano.

---Ya ya, pero...---titubeó la niña

Él siguió con lo suyo. Insistió:

---¿A quién le importa si elijo leer o jugar en el ordenador hasta las cuatro de la mañana y luego dormir hasta quién sabe cuándo? ¿A quién le importa si bailo solo escuchando música de los años 60 o 70? ¿Y qué si luego quiero llorar por un amor perdido?.

Todo se lo decía sonriendo y medio en broma. Ignoró si la muchacha pensó que, en realidad, todo lo creía así, tal cual.

El ascensor se detuvo en el cuarto piso, donde iban los dos. Parados en el rellano aún tuvo tiempo de explicarle unas cuantas cosas:

---Y te digo más, Marta, estoy orgulloso de haber vivido lo suficiente para tener el cabello gris y mantener la sonrisa de mi juventud. Además no quiero quejarme de lo que no fue ni preocuparme por lo que vendrá. Por el tiempo que me quede, simplemente amaré la vida como lo he hecho hasta hoy.

Luego se despidieron. Viven justo enfrente uno de otro. Supuso que su madre le habría hablado de él, que vive solo---le diría---que siempre sonríe, que es muy amable, y que es muy feliz. Eso sí, Marta solo se quedó con la copla de que era un viejo

Por cierto, el tipo del que hablo es Paco, recién jubilado, amigo y vecino. También vecino de Marta

Joaquín





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