Recuerdo un pueblo triste y una noche de frío
y las iluminadas ventanillas de un tren.
Y aquel tren que partía se llevaba algo mío,
ya no recuerdo cuándo, ya no recuerdo quién.
---J. A. Buesa---
Dos monjas caminan por la calle. A una de ellas le da un apretón (algún alimento le hizo daño la noche anterior). No tiene más remedio que entrar en el primer bar que encuentran..
El local es una taberna de barrio llena de parroquianos que conversaban y reían. Cuando entran las monjas todo queda en silencio. Es lógico, no es habitual.
La monja del apretón se dirige al barman (la otra espera en la puerta). Pregunta:
— ¿Podría utilizar el baño, por favor?
---Claro---responde el barman---pero sólo tenemos uno
---No importa---replica la monja
---No se ofenda---insiste el barman---pero debo advertirle que allí hay una estatua de un hombre desnudo, cubierto solo con una hoja de parra cuyo enorme miembro viril parece muy real
— Bueno, en ese caso miraré para otro lado---dice la monja decidida
Dicho eso, el camarero le indica dónde se encuentra el baño.
Después de algunos minutos, regresa la monja y recibe un caluroso aplauso de todos los clientes del bareto.
Ella dirigiéndose al cantinero le dice:
— No entiendo, ¿por qué me aplauden si solo fui al baño?
— Bueno, bueno... Ellos saben que ahora usted es una más de los nuestros
— Pero aún no logro comprender---dice ella perpleja
Sonriendo el barman responde:
— Hermana, cada vez que alguien levanta la hoja de parra se apagan todas las luces, y se apagaron 5 veces...😅😅😅
Colorada como un tomate, la monja salió en busca de sus compañera y abandonaron el local echando leches..
Moraleja: la curiosidad libidinosa es una emoción impulsiva y obscena que suelen tener varones salidorros antes imágenes de mujeres semidesnudas, más por lo que imaginan que por lo que ven. Ahora sabemos que algunas monjas también.
Joaquín
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