lunes, 18 de noviembre de 2024

La vida de nadie

                                                                                   


No se hacía mi amigo Esteban de viudo, y solo. Bien es verdad que a sus setenta años podría vivir bien si así quisiera; sin apuros económicos, con ciertas actividades sociales y hasta echar un bailecito de vez en cuando, buena planta y labia no le faltaban. Bien es verdad todo esto, y más, pero no se hacía..

Y lo que son la gente para estas cosas, vecinos y algún pariente no dejaban de insistirle:

---¡Pero hombre, si vives bien!, ¿Para qué quieres una pareja? Un hombre mayor como tú, con su vida en la recta final, para qué complicarte

No creáis que él aceptaba estas sugerencias supuestamente bien intencionadas,. Recuerdo la contestación que le dio a Mari Carmen, vecina de toda la vida cuando esta le abordaba con estas cosas:

---Yo no busco a una mujer para sexo, busco una compañera de vida. Mi necesidad va más allá de lo carnal; busco con quien salir a caminar a un ritmo nuevo, acostumbrarme a una mano nueva, a la tibieza y a la humedad de otros labios, ver el amanecer con la luz de unos ojos femeninos, disfrutar una conversación intranscendente, beber con alguien el café de la mañana. ¡Ay, querida, Mari Carmen---insistió---yo busco a alguien que cuando me diga "tengo frío" yo entienda "abrázame"... Y cuando yo le diga ,"ten, tápate ", ella sepa que en realidad, le digo "te quiero ". Sólo eso busco, y nada menos..

No obstante, se salió con la suya Mari Carmen, no llegó a dos años la viudez de Esteban. Ella misma se lo encontró tirado en el suelo del baño una fría mañana de este otoño pasado. Un infarto acabó con su vida. No tenía hijos.

Joaquín

P. D. Es una historia real de un vecino cercano y querido 





No hay comentarios:

Publicar un comentario