A veces me pregunto dónde estarás ahora,
después de tantas noches sin tu mano en la mía;
noches de abrir un libro y esperar la aurora;
noches de viento por la calle vacía.
A veces me imagino cómo serán las cosas
que te son familiares: tu jardín, tu ventana,
el búcaro en la mesa para poner las rosas
y un desayuno sin mi cada mañana.
--J. A. Buesa--
Cuando un hombre de verdad está en la cama con la mujer que ama, la sangre no se le va directamente hacia los genitales en el momento cumbre, la sangre fluye directa al corazón. Tú, mujer, podrás comprobarlo por cómo su pecho se agita, por cómo te mira, por cómo te toca.
Cuando un hombre de verdad tiene entre las sábanas a la mujer que ama, no tiene prisa en desnudarla, mira su corazón, y la abraza, y la siente, y la cuida. No harán falta palabras, con el silencio de su mirada tocará su alma.
Un hombre, de verdad, que te ama, no quiere acostarse contigo, quiere dormir contigo, despertar contigo, no quiere estar dentro de ti, quiere estar a tu lado. Ese hombre quiere anochecer en tus ojos, pernoctar en tú piel, amanecer sobre tu cuerpo.
Cuando compartes la almohada con un hombre de verdad, que te ama, no será su inminente erección lo que atrape su absoluta atención, sino que pondrá sus cinco sentidos en sus manos, en sus labios... en su corazón. Te acariciará toda la noche, y te hará el amor.
Amiga, un hombre de verdad que te ama, no te hará sentir especial, te hará sentir única...
Precioso
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