martes, 15 de agosto de 2023

La vida cotidiana en Fuente de Cantos

                                                                                             



Junto a las tres palmeras
se amansa el sol. Existe
el agua. Y Dios deja un momento
que los pobres camellos se arrodillen...

Junto a las tres palmeras,
el árabe, tendido, al fin, sonríe
y suspira... Damasco
lejos aún le aguarda. Los confines
del horizonte brillan encendidos.
Un silencio terrible
llena el aire...En la arena
tiembla la sombra elástica de un tigre.

--M. Machado--



Dos años después de descubrirse América, en 1494, Fuente de Cantos rondaba ya los 5.000 habitantes (veinte años más tarde habíamos perdido la mitad) y administrativamente pertenecíamos a Montemolin. Allí vivía el comendador general, encargado de nuestras finanzas y seguridad. 

Por cierto, ¿sabéis en qué empleaban el tiempo aquellos fuentecanteños de hace 500 años?. Os lo digo, todo giraba entorno al trabajo y la devoción.

Los hombres, y en general toda la familia incluidos los hijos, trabajaban de sol a sol y sólo los domingos libraban, por la misa. Eso sí, días festivos había a tutiplén. No había santos que no tuviera su misa y procesión.

La mayoría de la gente entonces, nuestros antepasados más remotos, era ruda, tosca, sacrificada, unos pocos instruidos y la inmensa mayoría analfabeta. 

Los domingos por la tarde los aprovechaban los hombres en las tabernas jugando a los dados y a las cartas. Los más jóvenes se entretenían jugando a la pelota en las paredes de la Parroquia y de la Ermita de la Hermosa.

¿Y las chicas? Bueno, estas se reunían alrededor de las fuentes y caños del pueblo; allí reían y murmuraban entre ellas mientras esperaban la llegada de las pandillas de chicos. Algunas veces recorrían juntos las calles cantando canciones populares..

Contábamos en el pueblo con dos curas párrocos y ocho capellanes, amén de monaguillos, seglares, campaneros, ermitaños encargados de las ermitas etc. etc. Ellos se encargaban de preparar las numerosas misas y procesiones de entonces.

¿Nuestro medio de vida? Pues casi como ahora, la agricultura y en menor medida la ganadería. Tambien oficios de carácter artesano, como los relacionados con el lino, el esparto o el mimbre. Llegamos a tener hasta 500 telares caseros. Con ellos las familias se hacían su propia ropa..

En fin, que sepáis que mientras Colón descubría América, aquí abajo, en Fuente de Cantos, nosotros a lo nuestro, a trabajar y rezar...

Joaquín





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