Si brillan en tu
faz tan dulces ojos
que el alma
enamorada se va en ellos,
no los
nublen jamás tristes enojos,
que
todas las mujeres de mis labios,
no
son una mirada de tus ojos...
--José Martí--
Desapareció de nuestra vista. Lo dejamos de ver mientras agitaba su mano diciéndonos adiós desde la ventanilla del tren.
Igual que él que se iba, yo que me quedaba también lloré. Ella, que estaba a mi lado, se mostró sin embargo serena y distante. Me sorprendió. Siempre creí que se mostraría inconsolable llegado este momento.
Antes de regresar a Fuente de Cantos fuimos a cenar. Me invitó ella. Para olvidar malos rollos y levantar el ánimo---me dijo.---al fin y al cabo sólo dos meses iba a estar él, su novio, en Madrid, y no era plan de permanecer tristes por mucho tiempo---me confesó luego con una sangre fría que me dejó desconcertado.
Dejamos la estación y nos dirigimos al centro de Zafra en busca de un restaurante. Encontramos uno en la Plaza Grande. Casi tres horas permanecimos en el local. Cenamos, bebimos y hablamos de muchas cosas; también de él, su novio, aunque menos de lo que sería esperable..
Al salir, quizás influenciados por las copas de más que nos habíamos tomado, antes de llegar a mi coche, aparcado cerca, nos besamos. Sucedió de manera espontánea, Sólo fue el preludio del amor que hicimos después de manera apasionada a las afueras, en el Polígono Industrial.
Terminamos exhaustos, pero arrepentidos, al menos en mi caso. Nunca olvidaré el pesar que sentí. Durante todo el viaje de vuelta al pueblo no nos dijimos ni palabra. A partir de ahí, avergonzados por nuestro feo proceder dejamos de hablarnos, ella y yo..
Mi amigo jamás supo de la traición de su novia con su mejor amigo. Meses más tarde formalizaron la boda. Os confieso que por esas fechas yo buscaba impaciente la mejor manera que contarle todo sin que sufriera demasiado. No lo hice.
Desde aquella tarde una enorme barrera se interpuso entre él y yo, una barrera de vergüenza y torpeza por mi parte que enfrió nuestra amistad. Poco después salí fuera a trabajar y eso contribuyó al total alejamiento.
Han pasado muchos años de aquello. No obstante, cada vez que vuelvo al pueblo, en vacaciones, no pierdo la esperanza de recuperarlo, aunque ya no le contaré nada, ¡claro!. Ahora tienen hijos y son felices, creo..
Joaquín
No hay comentarios:
Publicar un comentario