Y
una tarde cualquiera, sentirás que te has ido
y
un soplo de ceniza regará tu jardín
y
aprenderás entonces, que el tiempo y el olvido
son
las únicas cosas que nunca tienen fin.
--J. A. Buesa--
Estábamos sentados los dos frente a frente en una cafetería de la plaza donde nos vimos por primera vez. Dos cafés todavía humeantes sobre la mesa eran los únicos testigos de nuestra conversación. Yo le decía a la chica:
---¿Qué si la quise me preguntas?. Más que eso, estaba obsesionado con ella.
Fue al mes de conocernos. Quizás Marta, la chica con la que hablaba, notó en mi actitud cierta melancolía persistente, y de ahí su pregunta. Pero proseguí con mis peregrinas razones:
---Fui yo el que le propuse la separación, aunque realmente fue ella la que dio el primer paso cuando me puso los cuernos; todavía me cuesta contarlo.
Conocí a Marta, la que podría haber sido mi segunda mujer, en Zafra. Aún arrastraba el desasosiego y la amargura de mi fracaso con la primera. Creo recordar que el día que se lo confesé aún no había pasado ni dos años desde mi divorcio.
---Era una mujer bellísima, y eso fue mi perdición---continué explicándole---sí, porque no había hombre que no la mirara o intentara tontear con ella en cuanto me despistaba, y eso a ella le encantaba.
Ni me imaginaba yo que, Marta, la chica con la que me sinceraba esa noche, algún día se podría haber casado conmigo. Pero eso lo supe después, porque en aquellos días aún era mi confidente, la chica con la que me desahogaba de mi primer fracaso sentimental.
Tras varios meses de salir juntos, de cenar, de bailar, de hacer el amor casi a diario, aún seguía yo con la matraca de mi amor perdido. Incluso le enseñaba fotos de mi ex-mujer que aún conservaba en la cartera.. ¿se puede ser más tonto?..
Bueno, no sé si tonto, pero si ingenuo; aunque bien es cierto que nunca creí que podría haber pasado por la vicaría con ella. Según me confesó más tarde, a esas alturas ya se había enamorado de mi; le espantó mi dañina insistencia con aquel primer amor.
Una noche después de hacer el amor en mi casa, se vistió sin decir palabra y se despidió de mi para siempre. Mientras se ajustaba su ropa me fue diciendo que estaba segura de que yo era un buen chico, que había empezado a quererme, pero que no podía compartir su vida con alguien tan obsesionado con otra mujer. La vi incluso llorar, pero se fue. No he vuelto a verla..
Durante años me quedó la duda sobre si llegué a enamorarme de ésta tanto como de la primera.
Joaquín
Ay ! El amor y sus tormentos .......
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ResponderEliminarNo se a los hombres pero a las mujeres cuando estamos con alguien que nos gusta...
ResponderEliminarNo nos gusta ser pañuelos de lágrimas de otra relación.
Y con toda la razón, pero me pilló en muy mala época
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