Así pues, buenas noches.
Ese país tranquilo
cuyos contornos son los de tu cuerpo
da ganas de morir recordando la vida,
o de seguir despierto
-cansado y excitado- hasta el amanecer.
A solas con la edad, mientras tú duermes
como quien no ha leído nunca un libro,
pequeño animalito: ser humano
-más franco que en mis brazos-,
por lo desconocido.
--Gil de Biedma--
La gente identifica felicidad con sensaciones placenteras, a la vez que infelicidad con cosas desagradables. Pero, claro, las sensaciones agradables son efímeras y es un martirio estar constantemente buscándolas, porque cada vez necesitamos más y más y nunca estamos satisfechos.
Para solucionar esto último y llegar alcanzar la felicidad tenemos la meditación como paso para conocerse uno mismo. Meditando uno observa su cuerpo y mente de cerca y ve pasar por ella sensaciones agradables y desagradables continuamente, y se da cuenta lo inútil que es atraparlas.
Si habéis meditado alguna vez habréis comprobado la cantidad de pensamientos de todo tipo que pasan por la cabeza en un momento.. Bien, pues cuando la búsqueda se detiene, la mente se vuelve relajada, clara y satisfecha. Siguen surgiendo y pasando todo tipo de sensaciones (alegría, ira, aburrimiento, lujuria etc), es cierto, pero cuando uno deja de anhelar sensaciones concretas, estas se aceptan sencillamente por lo que son.
Cuando uno aprende a meditar, vive el momento presente en lugar de fantasear acerca de lo que pudo haber sido. La serenidad que resulta es tan profunda que los que pasan su vida en una búsqueda frenética de sensaciones agradables apenas pueden imaginarla..
En fin, todo esto lo sé por oídas.. Sed felices..
Joaquín
Un tema bastante interesante y controversial,indiscutiblemente.
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