lunes, 24 de enero de 2022

Reina por sorpresa...

                                                                                      



Las princesas también se cansan de tanto cuento.


--¿Sabías Isabel, que nuestra infanta Cristina es tataranieta de la reina Victoria de Inglaterra?-- -le anuncié ayer tarde a mi amiga-- 

Hablaban en la tele de Urdangarin y su mujer, la infanta, y su posible separación. Así que, a cuenta  del asunto le quise contar rápido una anécdota. Había subido a su casa buscando a su marido. Habíamos quedado para tomar unas cervezas en el bar de abajo y ver el partido. Mientras esperaba que terminara de acicalarse aproveché y le endilgué la historia..

--La reina Victoria de Inglaterra-- -proseguí-- -dejó un reguero de hijos y nietos por todas las casas reales de Europa. Es difícil concebir hoy en día algún apuesto heredero o guapa princesa que no descienda directamente de la Reina Victoria. Sin ir mas lejos, nuestro rey actual tiene sangre victoriana por dos partes. Su padre el rey Juan Carlos es bisnieto de una hija de ésa prolífica reina inglesa, y su madre, la reina Sofía, también es nieta de otra nieta de la reina Victoria--  

--Sí, lo sé, Joaquín, estos tíos de las casas reales se casaban entre ellos, y así pasaba luego. Pero ahora ha cambiado la cosa, ya lo hacen con plebeyas; mira el nuestro. ¿Y sabes una cosa?, mejor así--  me contestó tajante mi amiga-- 

--Pues fíjate qué curioso, Isabel-- -le dije-- -el hijo mayor de la reina Victoria, Eduardo VII, cuando aun era Príncipe de Gales tuvo muchas amantes, entre ellas la mismísima madre de Winston Churchill, el famoso primer ministro. Sin embargo, la que mas le duró fue Alice Keppel, una chica que tenia entonces veintitantas primaveras, mientras Eduardo rondaba ya los cincuenta y seis..

Alice era una encantadora joven casada pero ligerita de cascos, y muy moderna para la época; tanto que tuvo hijos de tres hombres diferentes. Resulta que una de ésas hijas todo el mundo sospechaba, (con fundamento) que era de Eduardo. Pasado el tiempo, y muchos revolcones sexuales después, vino al mundo una bisnieta de Alice; le pusieron de nombre, pásmate: Camilla (Parker-Bowles). Es decir, que el Príncipe de Gales, Carlos de Inglaterra tuvo el mismo bisabuelo que su actual querida esposa Camilla--

--¡Anda!, va a resultar que todos estaban emparentados. Ya veo que también cuecen habas en la familia real inglesa, igual que en la nuestra. Estos días también he visto que al hermano de Carlos le acusan de abusos a una jovencita-- -me confirmó mi amiga muy enteradilla de la cosa real--

--No sé si sabes que Camilla conoció al tímido Carlos al terminar éste un partido de polo del que es muy aficionado-- le seguí contando-- -estaba sudoroso y cansado. Camilla buscó la excusa perfecta para saludarlo y contarle lo de sus antepasados comunes. Por supuesto, Carlos, se quedó prendado de su osadía e inteligencia. A partir de entonces quedó rendido a sus píes. No obstante, Camilla estaba muy enamorada del capitán Andrew Parker-Bowles. Se dice que ésta tonteó con Carlos para darle celos a Andrew. Seguro que hay mucho de cierto en todo esto--

--Pero, ¡Cuánto sabes de esta gente! Eres un experto!-- -replicó mi amiga soltando una carcajada--

--Jajaja, lo he leído hace poco. Carlos y Camilla se hicieron amantes, pero tuvieron que verse a escondidas, pues ella a ojos de la puritana sociedad inglesa era plebeya. Acordaron dos bodas, Carlos con la supuesta bobalicona Lady Dí, y Camilla con el capitán Andrew. Parece ser que Carlos lo pasó muy mal con el bodorrio de ella, señal de su enamoramiento. Aun así jamás dejaron de verse y de llamarse tres o cuatro veces al día por teléfono. Después del accidente y muerte de Lady Dí, (que todos conocemos al dedillo) la cosa, por fin, se les puso a huevo a la pareja. Y ya sabemos del desenlace final--

--A partir de ahí si estoy al tanto de la historia, Joaquín. Lo he visto cien veces en la tele y revistas-- --suspiró un pelín, como que sabihonda---

--No te canso más Isabel que ya veo venir a tu marido. Sólo concluirte que Camilla ha tenido una vida sexual activa y prolífica, con lo que es una experimentada amante. Asunto, por cierto, que le ha venido bien al tontorrón de Carlos que era pacato en estos menesteres. El episodio se repite con aquellos antepasados de la época victoriana, pero los personajes, a pesar de ser parientes, no son comparables. El bisabuelo de Carlos, Eduardo VII, era un consumado amante. No así él (Carlos) que es más bien timorato en estos verdes asuntos. Tan solo Camilla ha heredado la soltura amatoria de su bisabuela, la bella y avispada Alice Kepper--

Con estas, que vi llegar al marido de Isabel, muy predispuesto, con su chaqueta y su corbata y me extrañé, pues yo iba vestido de manera informal, con unos vaqueros y un polo azul, pero nada le dije. Le guiñé un ojo de complicidad a mi amiga y salimos en busca de unas fresquitas cañas de cerveza y ver el fútbol. Isabel me sonrió, dio un beso en la comisura de los labios a su marido y ambos le dijimos adiós..

Joaquin 

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