¡Ay de mi!, cuántas veces, arrobado,
en la contemplación de una quimera,
me olvidé de la noble compañera
que Dios puso a mi lado.
-¡Siempre estás distraído! -me decía;
y yo, tras mis fantasmas estelares,
por escrutar lejanos luminares
el íntimo lucero no veía.
--Amado Nervo--
--¿Tú crees en la predestinación?---le pregunté una tarde a mi amiga, así, de sopetón--
--¿Por qué lo dices, Joaquín? Ya sabes que soy muy racional y lo que no veo no me lo creo- -me respondió tajante--
Ella es así, realista y pragmática, no le valen supersticiones ni maleficios. Todo lo que no sea la razón y la lógica no lo acepta como válido, pero quise picarla..
--Te lo decía---le señalé---porque a veces ocurren cosas que se salen de lo explicable y entra en el terrero de lo paranormal. Yo si creo en estos fenómenos, sé que existe algo, llámalo como quieras.. espíritu, duende, alma errante o incluso fantasmas, que por diversas razones interfieren en nuestra vida diaria, y no siempre para bien---¿Has oído lo de la casa de la calle Pepe Grilo en el barrio de Malasaña?---le pregunté esperando sorprenderla--
--No, no sé nada de eso, cuéntame--.respondió intrigada---
--No te asustes---le advertí---porque aunque tú no creas en estas cosas, lo que te voy a contar te pondrá los pelos de punta. Mira---proseguí--- hay una casa en la calle Pepe Grilo, cerquita de la de San Bernardo, en la que han ocurrido cosas horribles.
--¿Cosas como qué?---se interesó ella casi entre burlas---
--En el portal número tres de esa calle, en tiempos de Carlos III un sacerdote asesinó a un joven que le disputaba su amor por una bella costurera. Cayó desangrado cuan largo era en el mismo umbral. Pero hay más---le sonreí mientras miraba su cara esperando algún gesto---ya dentro de la casa, en 1945, se encontró a su inquilino asesinado por un fuerte golpe en la cabeza. El hombre estaba tieso y con un mechón de pelo en su mano derecha, pelo de su asesino. Entonces no existían los adelantos con el ADN. Todavía se busca al culpable---
--Bueno, a veces pasa, son casualidades---me soltó ella haciéndose la indiferente--
--Sí, si, casualidades---reiteré---pero es que en el mismo piso, en 1964 una madre soltera estranguló a su niño recién nacido para ocultar su nacimiento. Su hermana encontró la cabeza del bebé envuelta en una toalla en un cajón---
--¡Joder, Joaquín, qué barbaridad!---exclamó mi amiga, a punto de salir del letargo de la indiferencia--
--Pero aún no te he contado lo peor. En 1962, en el mismo piso, y esto es lo más espeluznante, el sastre, José María Ruiz, asesinó a sus cinco hijos y a su mujer. Luego se suicidó. Antes de hacerlo, fue exhibiendo uno a uno los cadáveres de los niños en el balcón ante el asombro de los vecinos que, horrorizados, se agolpaban en la calle mirando. Le dijo al policía que intentaba reducirlo que había oído voces que le conminaban a hacer lo que hizo. Qué, ¿sigues creyendo que no existen los maleficios?---le endilgué muy ufano esperando su conversión---
.--Lo sigo creyendo---respondió---supongo que, aunque parezca mentira, se habrá dado una serie de extrañas casualidades, sino no se explica---me replicó mi amiga sin bajarse del burro de sus convicciones---
--¿Y si ya remato diciéndote que durante unas obras de remodelación de la calle se encontraron fetos de niños muy cerquita de la casa en cuestión? ¿seguirías pensando lo mismo?. Aunque esto quizás tenga su explicación---le hice anotar---pues en el lugar hubo un antiguo cementerio---
--Uffff vaya historia, Joaquín. Lo que si te puedo decir es que no me gustaría vivir en esa casa--
--Pues la casa sigue ahí---le dije---un día de estos que bajemos a Gran Vía nos acercamos a la calle y te la enseño, está tal cual.. Incluso si miras al balcón aún creerás ver al tipo mostrando los cadáveres ensangrentados de sus hijos---le señalé en plan peliculero---
--¡Madre mía!, pero aún así todo debe tener su explicación, no veo la mano de nada paranormal---perseveró en lo suyo---
--Tú dirás lo que quieras---concluí---pero yo asocio el antiguo cementerio con los hechos sangrientos, ¡no queda otra!.. El espíritu de algún alma en pena vaga por la casa clamando venganza---
--Siempre con tus fantasías esotéricas, Joaquín---mañana mismo me llevas a pasear por esa calle y a ver la casa de los horrores. Si me prometes que luego dormirás bien, claro---me encasquetó entre risas--
Joaquín
calle Pepe Grilo. A la izquierda en mitad de la foto, la casa de los horrores
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