La muerta resucita cuando a tu amor me asomo,
la encuentro en tus miradas inmensas y tranquilas,
y en toda tú... Sois ambas tan parecidas como
como tu rostro, que dos veces se copia en tus pupilas.
Es cierto: aquella amaba la noche radiosa,
y tú siempre en las albas tu ensueño complaciste.
(por eso era más lirio, por eso eres más rosa).
Es cierto, aquélla hablaba; tú vives silenciosa,
y aquélla era más pálida; pero tú eres más triste.
--Amado Nervo--
Inmersos estamos en una época de revisión feroz de todo el pasado. Ya lo vemos en los medios informativos. En los Estados Unidos sobre todo y, aprovechando el tema del racismo policial contra lo negros, que yo no discuto por desconocimiento, hordas de gentes enfurecidas andan tirando estatuas, quemando placas conmemorativas y cambiando nombres de calles, plazas y todo aquello que huela a los primeros colonizadores de aquel continente.
Empezó con Colón, al que acusan de poco menos de imperialista y siguió con nuestros paisanos Hernán Cortés, Pizarro etc. etc., y ya van por Junipero Serra, el fraile que fundó San Francisco y Los Ángeles. Ahora le han puesto el ojo a Isabel la Católica y un mural suyo que tienen en el Capitolio. Desconocen que ésta mujer defendió con ahínco a los indígenas americanos..
Si esto se pega me temo lo peor; ya sabéis que aquí somos muy dados a cambios radicales. Depende del gobierno de turno que tengamos así cambiaremos unas u otras cosas. Acuérdense de los cambios de nombres de calles que hemos hecho en Fuente de Cantos. Algunas calles hasta cinco y seis nombres han llevado..
Veréis.. todo aquél que tenga un pasado exquisito que levante la mano. Si nos ponemos en esa tesitura deberíamos destruir las Pirámides de Egipto, el Partenón de Atenas, la torre Eiffel de París, el acueducto de Segovia, el Palacio Real de Madrid y hasta la Sagrada Familia de Barcelona, puesto que se erigieron, o bien con esclavos o con trabajadores explotados y con los sueldos bajísimos de entonces, y claro, esto no tendría sentido.
Si nos ponemos exquisitos con el pasado, insisto, también deberíamos profanar la tumba de Napoleón en París, la de Lincoln en Sprinfield, la Jefferson en Washington, la de Lenin en Moscú, la de Perón en Buenos Aires, o la de Simón Bolívar en Caracas, y de paso derruir la Torre de la Iglesia de Fuente de Cantos, o si me apuran la misma Iglesia de la Granada y la Ermita de la Hermosa, ¡total, se construyeron con gente explotada, sin seguros médicos, sin contratos y ruinmente pagadas!..
Y aún podemos hacer más si queremos extrapolar otros tiempos con los actuales, por ejemplo, saquear las sepulturas de casi todos los artistas, escritores, pintores, directores de cine etcétera, sacar los restos de estos personajes, quemarlos y previo ritual o aquelarre esparcir sus cenizas por los alrededores, como hacían en le Edad Media con los dirigentes que caían en desgracia,. Porque, ¡claro!, la inmensa mayoría de todos estos vivían acorde con sus tiempos y posiblemente tenían esclavos (no necesariamente negros) o eran machistas, tal y como era la sociedad de entonces..
En fin, no hagamos el canelo, dejemos el pasado y la historia como está. Sobre todo para no repetir lo malo y aprender de lo bueno, que también lo hubo y mucho. La mejor prueba de esto último es comprobar hasta donde hemos llegado en progreso, teniendo en cuenta que partíamos de unos monos que andaban por los arboles.. En fin..
Joaquín
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