Donde habite el olvido,
en los vastos jardines sin aurora;
donde yo solo sea
memoria de una piedra sepultada entre ortigas
sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
--Luis Cernuda--
Nuestra mente no deja de sorprendernos, ahora dicen que una parte de nuestro cerebro se activa especialmente y nos impide ver la fuerza de los argumentos que nos contradicen. Es decir, cuando intentan convencernos de algo contrario a lo que pensamos, nuestra mente se resiste a aceptarlo y por más que insistan no hay manera..
No hay más que pensar en las ideas políticas o deportivas de cada uno.. ¡Mira que es misión imposible convencer a nadie de que está equivocado! Es más, no quiere ni escuchar argumentos contrarios..
Esta cerrazón y fanatismo lo hace la mente para afianzar nuestras ideas y creencias, pero nos hace exaltados e intolerantes.. Qué difícil es, ¡dios mío! encontrar gente independiente en política, debatir con él serenamente, contrastar pareceres, incluso aceptar, si fuese menester, sus convincentes argumentos..
¡Nada, nada, aquí cada uno es de su cuerda!.. lee periódicos de su cuerda, ve televisiones afines y escucha tertulias de ideas cercanas a la suya, y así no hay manera de dialogar ni de convencer.. Esto, llamémosle como queramos, pero es pura intolerancia, una cerrazón de mente que sólo se abre a lo que quiere oír.
Siempre habíamos creído que lo hacía uno adrede para no dejarse convencer, pues temía que unos sólidos argumentos tirara por tierra su ideas, pero ahora sabemos que la mente se viene preparando para esto desde hace miles de años. Así que ya me diréis ¡A ver quién es el guapo que convence a nadie de nada! .
En fin..
Joaquín..
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