jueves, 6 de febrero de 2020

No me odien por lo que digo...




Amiga...
Momentos tendré en los que recordaré
los besos que no me diste.
Tiempo habrá de sufrir la felicidad
que me negaste.
Hoy sólo quiero llorar las risas
que me perdí.
Tal vez las horas y los días suavicen
el poder de tus abrazos en mi memoria.
Quizás diluya tus promesas
en los confines de mi corazón.
Pero hoy sólo quiero llorar.
--Joaquín--


Fíjense bien en lo que les voy a contar a continuación. No se lleven las manos a la cabeza son cosas que está ahí y con un mínimo esfuerzo se entiende perfectamente. Lo he sacado de un libro que está muy de moda últimamente.. Miren..
¿De dónde sacamos los seres humanos que tenemos que ser buenos y solidarios con el prójimo? ¿Quién ha dicho que lo guay, que lo humanitario y correcto es luchar por la igualdad entre todos los seres de la tierra? ¿Dónde pone que no debe haber ricos y pobres? ¿Está escrito en el imaginario frontispicio de la Naturaleza que es injusto que haya gente que muera de hambre, de frío, o en las guerras?..
Que yo sepa la ciencia y la biología, (que algo de credibilidad tienen) dice que las personas no fueron creadas, sino que hemos evolucionado a partir de un simio. La evolución se basa precisamente en la diferencia y no en la igualdad . Cada persona posee un código genético diferente, y desde su nacimiento se halla expuesta a diferentes influencias ambientales. Esto conduce al desarrollo de cualidades diferentes que llevan consigo diferentes probabilidades de supervivencia. Es decir, que nuestro cometido en la vida y naturaleza es exclusivamente sobrevivir y perpetuar la especie cueste lo que cuesta. El resto: los ideales, la religión, la democracia, los dioses, la libertad, la solidaridad, el capitalismo, el comunismo, etcétera. son mitos que nos hemos inventado los hombres por nuestra cuenta y riego. ¿Quizás como forma para no despedazarnos unos a otros? Tal vez, pero nada más..
¿No será que todos estos ideales del buenismo, la justicia y la solidaridad provengan de la idea de la creación? Es decir, que hay un Dios bueno que nos exige ser buenos. Pero claro, a éste Dios nuestro y a todos los que hemos tenido desde el neolítico lo hemos inventado nosotros, los hombres. Que yo sepa todavía no ha bajado ninguno del cielo y se ha hecho presente. O sea, que debemos creer en unas ideas que se le han ocurrido a otras personas anteriormente..
Hace 4.000 años la ciudad más grande del mundo era Babilonia. Allí una vez hubo un rey, Hammurabí, que nos es conocido por una serie de leyes que dictó y que están marcadas en una piedra que se conserva en el museo del Louvre de París. Algunas de las sentencias de esas leyes dicen que los hombres superiores tenían derecho a maltratar a los inferiores y a los esclavos, si fuese menester, y eso estaba aceptado por aquella sociedad, porque así lo quería su Dios, entonces llamado Enlil.
Tres mil quinientos años después de Hammurabí, en 1776, cuando se redactó la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, ya había mejorado la cosa. Ahora se dice en algunos capítulos que: “todos los hombres son iguales y son dotados por el Creador (es decir, su Dios) de ciertos derechos inalienables como la vida, la libertad o la búsqueda de la felicidad”. Pero resulta que los negros no contaban para esos primeros Padres americanos como Franklin, Jefferson o Adams. Segun sus leyes naturales estos tenían que ser esclavos. Incluso ellos, y el tan venerado Washington tenían docenas de esclavos negros a su servicio. ¡Vaya, vamos prosperando!..
Hoy en día aún vamos mucho más lejos y nos inventamos, en nombre Dios, de la dignidad humana o de otros entes supremos, unos derechos nuevos, incluso el de los animales y las plantas.. En fin, si no digo que no esté bien, pero sepan que no hay derechos divinos, todo lo inventamos nosotros. El Homo Sapiens, que somos nosotros no tiene derechos naturales, de la misma manera que no los tienen los chimpancés o las hienas.. Ya vemos cómo la ciencia y la biología (demostrada) nada dice de la igualdad, todo lo contrario.
Y digo yo, si la gente se diera cuenta de que los derechos humanos sólo existen en la imaginación ¿No habría el peligro de que nuestra sociedad se desplomara? Decía Voltaire, el gran pensador francés, “Dios no existe, pero no se lo digáis a mi criado no sea que me asesine por la noche”..
Joaquin

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