Ansías, ambicionas, sueñas..
Tus días son placenteros,
porque eres dulce
como un pastel de limón.
Amas al mundo.
Mi luz, sin embargo,
apenas tenue derrama
su aureola por doquier.
Tú dilapidas fantasías,
sueños, quimeras.
Yo necesito de ti
y solo me valen tus risas
para sobrevivir...
--Joaquín--
El día que Thomas Edison inventó en 1879 la bombilla eléctrica cambiaron muchas cosas en nuestras vidas. Una década después la noche se volvió opcional, desapareció la completa oscuridad que había reinado en las noches.
A partir del invento de la electricidad las jornadas de trabajo se alargaron y las cenas se postergaron, ya no necesitábamos el Sol para ver pero, ¿eso es malo?..No sé, pero lo cierto es que cuando nuestro reloj circadiano no anda al ritmo de los ciclos naturales la salud se resiente..
Asumir la importancia del ritmo circasiano es vital para nuestra salud.. ¿Implica esto que hay una hora optima para hacer las cosas? Pues sí. Sabemos que la temperatura corporal baja al máximo entre las tres y las seis de la mañana, y eso reduce nuestros reflejos. La fuerza muscular aumenta por la tarde y la presión arterial cae por la noche; justo cuando la melatonina (hormona del sueño) se eleva tras ponerse el Sol.
El cortisol (hormona del estrés), por el contrario, sube un poco antes de levantarnos por la mañana.. Así llevamos miles de años, por tanto todo lo que sean luces artificiales y vivir de noche es contraproducente, y muy perjudicial para la salud..
Que sepáis que por cada hora que estemos desajustados respecto al Sol, aumenta el riesgo de sufrir problemas cardíacos un 15%, y aumentamos de peso un 35%. Así que, ¡ojo al canto!..
Joaquín
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