El hombre que no sabía nada
Atiborrado
de filosofía,
por
culpa del afán que me devora,
yo,
que ya me sabía
dos
gramos de vivir, nada sé ahora.
De
tanto preguntar
el
camino a los sabios que pasaban,
me
quedé sin llegar,
mientras
tantos imbéciles llegaban.
(Amado
Nervo)
Hay
una cita muy famosa atribuida al gran filosofo Sócrates; el padre de
todos los filósofos que en el mundo han sido, que dice: “En
cuanto a mí, sólo sé que no sé nada”..., tremenda frase,
creo; por cierto, contiene ésta en sí misma un mundo de sabiduría
y humildad. Sócrates estaba considerado el hombre más sabio de su
tiempo, el tipo al que todos escuchaban con atención; al que más
tenían en cuenta a la hora de aceptar y reconocer sus consejos,
pero...
Socrates
en su humildad, a pesar de estar en sapiencia muy por encima de los
demás, se consideraba un individuo que no sabía apenas nada; es
decir, él era consciente que un sólo hombre, en comparación con el
universo, inmenso y desconocido; con la naturaleza y sus misterios
indescifrables, y ante la mente humana, tan compleja, es una mota de
polvo, un ciego, un sordo a bordo de una barquichuela al albur de una
tempestad en medio del océano. Y además fue honesto consigo mismo,
que es lo más elevado moralmente que se puede ser en la vida,
aunque...
Sócrates
pagó caro su osadía por ser honesto. Le acusaron falsamente y por
intereses políticos de pervertir moral y políticamente a los
jóvenes que le escuchaban, y nada más lejos; sólo les instigaba a
no creer en augurios y adivinos, que en la creencia de dictar a la
gente los deseos de los Dioses, (cosa muy habitual entonces)
persistían en su ignorancia y superstición, pero...
Sócrates
pudo salvarse, de haberse arrepentido y retractado de sus enseñanzas,
sin embargo se mantuvo fiel a sus ideas y optó por aceptar la
sentencia del tribunal que lo juzgaba aun a sabiendas de su poco
valor ético. Aceptó beber la cicuta que le haría morir; no
obstante ésas últimas horas que pasó en el corredor de la muerte
acompañado de sus más incondicionales amigos y discípulos fueron
las más valiosas, por lo que allí se dijo, para la historia de la
filosofía, pues...
Su
discípulo más aventajado, Platón, aunque no pudo asistir a su
ejecución al estar enfermo, se encargó con creces de esparcir por
el mundo su sabiduría. De tal forma lo hizo que hoy en día, 2400
años después de la muerte de Sócrates, conocemos su inmensa obra y
la consideramos la esencia de la filosofía..., y eso que jamás
llegó a escribir una sola línea. “Los Dialogos” que Platón
escribió sobre la muerte de su maestro, en los que intervienen los
aventajados alumnos y amigos de Socrates, son de alguna manera la
madre de la filosofía. Dice Fernando Savater que cualquiera que
pretenda iniciarse en la filosofía debe tener como referencia éste
libro...
Otra
juiciosa cita relacionada con la sabiduría es aquella que dijo
Sandra Carey, una famosa escritora norteamericana: “No hay que
confundir nunca el conocimiento con la sabiduría. El primero nos
sirve para ganarnos la vida; la sabiduría nos ayuda a vivir”. Hoy
en día, en que la enseñanza a las nuevas generaciones va encaminada
básicamente a hacerles expertos en la materia que va a ser su
oficio, tiene todo el sentido del mundo la frase, porque...
No
sé si será cierto eso que dicen de que tenemos ahora la generación
de jóvenes más preparada de la historia, es posible, pero yo sigo
echando en falta a la gente conocimientos generales. Es verdad que
jamás hemos tenido mejores arquitectos, mejores ingenieros,
químicos, o informáticos que ahora, pero también es cierto que los
sacas de ahí y son, casi, perfectos ignorantes, es decir, sólo se
preparan para lo suyo, y posiblemente se ganarán muy bien la vida
con soberbios sueldos, no digo que no, pero a todas luces carecerán
de sabiduría necesaria para disfrutar de una vida completa y
placentera.
Dicho
queda...
Joaquin
Yerga
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