El lado oscuro de los sentimientos
¿A
mi me lo decís? Lo sé, es mudable,
es
altanera y vana, y caprichosa;
antes
que el sentimiento de su alma,
brotará
el agua de la estéril roca
Sé
que en su corazón, nido de sierpes,
no
hay una fibra que al amor responda;
que
es una estatua inanimada..., pero...
¡es
tan hermosa!
(Bécquer)
Imagino
una mayoría de gente en nuestra sociedad a la que podríamos catalogar
como, "buena gente", es decir, personas normales con buen corazón,
incapaces de hacer el mal a nadie así porque si; individuos más o menos
sociables y, aunque un poco egoístas como somos todos, pero
dispuestos siempre a convivir en comunidad respetando a sus semejantes.
Sin duda el mundo funciona, a pesar de los pesares, gracias a ellos.
Sin embargo hay otros, pocos afortunadamente, pero que aun en su
pequeñez hacen un daño enorme al resto... Me explico con un par de
ejemplos...
¿Sabían
que uno de los genocidios más espeluznantes de la historia moderna
lo perpetró un tipo, un sistema, una camarilla de individuos
llamados los Jémeres Rojos? Fueron estos uno grupo de salvajes
comunistas, iluminados, que imbuidos por una errónea convicción de
igualdad cometieron los más horrendos crímenes que imaginar
pudiéramos.
Fue
en Camboya, un dolido país del sureste asiático, situado junto a
Vietnam y Tailandia y muy recientemente en el tiempo, entre abril de
1975 y enero de 1979, hace ahora justo cuarenta años. Bajo el
mandato del más iluminado y sanguinario de todos, el general Pol
Pot, se propusieron expropiar todas las propiedades privadas del
país, el dinero y hasta acabar con las ciudades; según su
estrafalaria imaginación eran centros de vicios y corrupción. Para
ello ejecutaron a bayonetazos, o a palos, a decenas de miles de
personas simplemente por dormir de día, hacer demasiadas preguntas,
tocar música, o estar demasiado bien educado, estos energúmenos entendían que todo esto era signo de burguesía capitalista.
Decía
antes que dios nos libre de gente visionaria, de salva-patrias que
van a arreglar el país de un plumazo, de tipos que se creen
infalibles en sus ideas y pretenden imponerlas a los demás. Por
desgracia ya hemos tenido muchos ejemplos en la humanidad, y conocido
también los resultados. Puestos a elegir prefiero mil veces como
gobernante a un tipo gris, normalito, que hace su trabajo bien y con
ideas aceptables y reconocidas, incluso, si me apuran y no tuviese más
remedio, lo aceptaría corruptible, aunque solo un poquito, nadie es
perfecto... Tengan en cuenta que los Jémeres Rojos masacraron a un
tercio de los 8 millones de habitantes el país; echen cuentas, casi
tres millones de personas.
Otro
tipo de perversión son las de carácter sexual, aunque en estos
casos son más llevaderas, y por supuesto menos cruentas en vidas
humanas. Y hablando del sexo; ¿sabían que una de las mujeres más libidinosas
de la historia fue Mesalina? Algo habrán oído, seguro. Fue una joven romana que se
convirtió en emperatriz al casarse a los 15 años con el emperador Claudio...
Pues bien, mientras su marido, muy enamorado de ella, se dedicaba a las tareas
propias del cargo, Mesalina dio rienda suelta a sus apetencias sexuales.
Cuando terminó de fornicar, con perdón a todos los jóvenes cortesanos de palacio (a unos los hizo asesinar por acceder
a sus lujuriosos deseos y a otros justo por lo contrario, por
negarse) decidió salir fuera y frecuentar los burdeles de peor fama
de Roma; así era ella...
Cuentan
los biógrafos de Mesalina que en los prostíbulos se ponía la
peluca color azafrán que distinguía a las prostitutas romanas y copulaba, (otra vez perdón; mecachis qué lengua) con cualquiera que
solicitara sus servicios. Se sabe que una vez apostó con una cortesana amiga suya hacer el amor con 25 tipos a la vez, y ganó
la apuesta. En palabras del historiador Suetonio (contemporáneo
suyo) esta actividad incesante de la emperatriz la dejaba, “cansada,
pero no saciada”... ¡Qué tía!..
Como
es lógico, con el tiempo y su frenética actividad fornicadora, fue
perdiendo lozanía, aunque ella luchó denodadamente contra ese mal a
fuerza de retoques, pinturas y demás remiendos. Un amante suyo,
Marco Valerio, llegó a decir de ella que las tres cuartas partes de
su encanto estaban en su caja tocador; ahí custodiaba todas las
noches, dientes, pelucas y, vete a saber cuántas cosas más...
Mesalina fue asesinada a instancias del emperador que se cansó de
sus golferías, por Narciso, el principal favorito imperial...
En
fin, no hay comparación un caso y otro; los unos, comunistas
visionarios piraos que cometieron uno de los genocidios más crueles
de la historia, y la otra, una ninfómana desenfrenada que también
hizo de las suyas, pero ambos son, episodios depravados de la
historia...
Dicho
queda...
Joaquin
Yerga
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