A Venezuela con amor...
Te
desnudas igual que si estuvieras sola
y
de pronto descubres que estás conmigo.
¡Cómo
te quiero entonces
entre
las sábanas y el frio!
Te
pones a flirtearme como a un desconocido
y
yo te hago la corte ceremonioso y tibio.
Pienso
que soy tu esposo
y
que me engañas conmigo.
¡Y
cómo nos queremos entonces en la risa
de
hallarnos solos en el amor prohibido!.
Después,
cuando pasó, te tengo miedo
y
siento un escalofrío.
(Sabines)
Está
por ver si lo de Venezuela va en serio y triunfa por fin la verdadera
democracia o se queda otra vez en el intento. Aun hay dudas sobre si
la oposición, (unida ahora más que nunca) es capaz de hacer
prevalecer sus tesis y se convocan elecciones verdaderamente libres y
democráticas. Normalmente los opositores a Maduro y su dictadura
suelen estar muy desunidos, y es que son una amalgama de partidos de
todas las tendencias que hasta la fecha han sido incapaces de actuar
como un solo bloque.
Estarán
conmigo que lo de Venezuela es un caso lamentable; es la pura constatación
de hasta donde son capaces de hundir a un país unos tipos con unas
ideas trasnochadas que en aras de una supuesta igualdad destrozan al
país, y de paso se llenan ellos los bolsillos.
Venezuela
era un gran país que lo tenia todo para ser próspero y feliz;
dispone de materias primas suculentas, naturaleza exuberante, y no
demasiada población, sin embargo el desmantelamiento de las
estructuras liberales y privadas llevada a cabo por el gobierno,
primero de Hugo Chavez y después por su delfín Maduro, han
destrozado la producción. Allí no queda nada que fabricar, nada que
elaborar; sólo viven de lo que sacan del petroleo cada vez más
mermado y en manos de los chinos (ninguna empresa occidental se hace
cargo por la insolvencia del gobierno) y del reparto discrecional de
paquetes con comida que generosamente distribuyen entre sus
incondicionales.
En
Venezuela pasó lo que pudo haber pasado aquí en nuestro país hace
ya casi una década. Una mala época de crisis económica unida a una
corrupción nunca vista antes, hizo que la gente, cabreada, votasen a
los primeros que pasaban por aquí y prometiesen poner todo patas
arriba diciendo lo que la gente quería oír. Evidentemente la cosa
no es tan fácil como estos tíos quieren hacer creer. Nos libramos
de chiripa; de haber triunfado el partido de los embajadores de
Maduro en España en aquellas elecciones o siguientes, veríamos
ahora un país destrozado y con millones de compatriotas, maleta en
ristre, camino a traspasar los Pirineos. Afortunadamente todo fue un
espejismo, máxime después de ver los verdaderos ideales de su
dirigentes y comprobar estupefactos que se comportan exactamente
igual que los tanto criticaban.
En
el mundo, decía Churchill, hay muchos sistemas de gobierno y todos
son regulares, es muy difícil contentar a todos, sin embargo la
democracia es el menos malo, pues permite una participación masiva
de la población.. Imagínen que en todas partes la gente
(políticamente hablando) se divide en dos bandos; los conservadores,
que encarnan valores liberales, y toman la disciplina, el orden y la
propiedad privada como bandera, y los progresistas o
socialdemócratas, cuyo afán, entre otros, es cambiar el estatus
actual dando mas poder al feminismo o haciendo más hincapié en
combatir la desigualdad, pues bien, la única manera de conciliar
ambas tendencias es hacer un pacto entre todos para que gobierne el
más votado, con la posibilidad de que en las próximas elecciones
pudiera ganar los otros, y así sucesivamente. A éste pacto le
llamamos democracia y es la forma mas justa de convivir entre todos.
Nunca
entenderé que se le ponga pegas ni adjetivos a la democracia,
tampoco entiendo que nadie se arrogue el derecho a dirigir el destino
de todo un pueblo sin tener permiso de, al menos, más de la mitad de
ése pueblo. Es injusto que unos tipos que se creen poseídos de un don
divino quieran llevar sus intenciones hasta las últimas
consecuencias. Parecía que estas actitudes eran cosas del pasado,
pero lamentablemente aun quedan tipos como Maduro y su camarilla que
temen la opinión de su pueblo y les hace pasar las de Cain.. ¡Para
qué coño quiero yo revolución, igualdad, patria, solidaridad, y más conceptos rimbombantes si las voy a pasar canutas, si voy a
pasar hambre, si no me pueden operar porque no hay medios, y conmigo
la mayoría!.. En fin, para cuatro días que vive uno.. Juzguen
ustedes..
Joaquin
Yerga
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