domingo, 27 de enero de 2019

A Venezuela con amor...



Te desnudas igual que si estuvieras sola
y de pronto descubres que estás conmigo.
¡Cómo te quiero entonces
entre las sábanas y el frio!

Te pones a flirtearme como a un desconocido
y yo te hago la corte ceremonioso y tibio.
Pienso que soy tu esposo
y que me engañas conmigo.

¡Y cómo nos queremos entonces en la risa
de hallarnos solos en el amor prohibido!.
Después, cuando pasó, te tengo miedo
y siento un escalofrío.
(Sabines)

Está por ver si lo de Venezuela va en serio y triunfa por fin la verdadera democracia o se queda otra vez en el intento. Aun hay dudas sobre si la oposición, (unida ahora más que nunca) es capaz de hacer prevalecer sus tesis y se convocan elecciones verdaderamente libres y democráticas. Normalmente los opositores a Maduro y su dictadura suelen estar muy desunidos, y es que son una amalgama de partidos de todas las tendencias que hasta la fecha han sido incapaces de actuar como un solo bloque.
Estarán conmigo que lo de Venezuela es un caso lamentable; es la pura constatación de hasta donde son capaces de hundir a un país unos tipos con unas ideas trasnochadas que en aras de una supuesta igualdad destrozan al país, y de paso se llenan ellos los bolsillos.
Venezuela era un gran país que lo tenia todo para ser próspero y feliz; dispone de materias primas suculentas, naturaleza exuberante, y no demasiada población, sin embargo el desmantelamiento de las estructuras liberales y privadas llevada a cabo por el gobierno, primero de Hugo Chavez y después por su delfín Maduro, han destrozado la producción. Allí no queda nada que fabricar, nada que elaborar; sólo viven de lo que sacan del petroleo cada vez más mermado y en manos de los chinos (ninguna empresa occidental se hace cargo por la insolvencia del gobierno) y del reparto discrecional de paquetes con comida que generosamente distribuyen entre sus incondicionales.
En Venezuela pasó lo que pudo haber pasado aquí en nuestro país hace ya casi una década. Una mala época de crisis económica unida a una corrupción nunca vista antes, hizo que la gente, cabreada, votasen a los primeros que pasaban por aquí y prometiesen poner todo patas arriba diciendo lo que la gente quería oír. Evidentemente la cosa no es tan fácil como estos tíos quieren hacer creer. Nos libramos de chiripa; de haber triunfado el partido de los embajadores de Maduro en España en aquellas elecciones o siguientes, veríamos ahora un país destrozado y con millones de compatriotas, maleta en ristre, camino a traspasar los Pirineos. Afortunadamente todo fue un espejismo, máxime después de ver los verdaderos ideales de su dirigentes y comprobar estupefactos que se comportan exactamente igual que los tanto criticaban.
En el mundo, decía Churchill, hay muchos sistemas de gobierno y todos son regulares, es muy difícil contentar a todos, sin embargo la democracia es el menos malo, pues permite una participación masiva de la población.. Imagínen que en todas partes la gente (políticamente hablando) se divide en dos bandos; los conservadores, que encarnan valores liberales, y toman la disciplina, el orden y la propiedad privada como bandera, y los progresistas o socialdemócratas, cuyo afán, entre otros, es cambiar el estatus actual dando mas poder al feminismo o haciendo más hincapié en combatir la desigualdad, pues bien, la única manera de conciliar ambas tendencias es hacer un pacto entre todos para que gobierne el más votado, con la posibilidad de que en las próximas elecciones pudiera ganar los otros, y así sucesivamente. A éste pacto le llamamos democracia y es la forma mas justa de convivir entre todos.
Nunca entenderé que se le ponga pegas ni adjetivos a la democracia, tampoco entiendo que nadie se arrogue el derecho a dirigir el destino de todo un pueblo sin tener permiso de, al menos, más de la mitad de ése pueblo. Es injusto que unos tipos que se creen poseídos de un don divino quieran llevar sus intenciones hasta las últimas consecuencias. Parecía que estas actitudes eran cosas del pasado, pero lamentablemente aun quedan tipos como Maduro y su camarilla que temen la opinión de su pueblo y les hace pasar las de Cain.. ¡Para qué coño quiero yo revolución, igualdad, patria, solidaridad, y más conceptos rimbombantes si las voy a pasar canutas, si voy a pasar hambre, si no me pueden operar porque no hay medios, y conmigo la mayoría!.. En fin, para cuatro días que vive uno.. Juzguen ustedes..
Joaquin Yerga


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