domingo, 27 de enero de 2019

Nosotros ya no somos los mismos..



Cuando me lo contaron sentí el frío
de una hoja de acero en las entrañas;
me apoyé contra el muro, y un instante
la conciencia perdí de dónde estaba.

Cayó sobre mi espíritu la noche,
en ira y en piedad se anegó el alma.
¡Y entonces comprendí porqué se llora,
y entonces comprendí porqué se mata!

Pasó la nube de dolor... Con pena,
logré balbucear breves palabras...
¿Quién me dio la noticia?... Un fiel amigo...
Me hacía un gran favor... Le di las gracias.
(Bécquer)

Ando leyendo estos días un libro la mar de interesante; el autor es un judío muy de moda llamado Yuval Noah, el titulo, "Homo Deus". Es un ensayo sobre cómo hemos evolucionado la humanidad desde los inicios hasta la actualidad. 
Dice Yual Noah, entre otras muchas cosas pues acabo de empezar el libro, que los seres humanos actuales hemos derivado con los siglos hacia la filosofía del Epicureismo. La base fundamental que plantea esta corriente filosófica es el alejamiento en la creencia de los Dioses, el poco temor a la muerte, un materialismo nato y un ansia de vivir en el placer. Y yo creo que acierta de pleno, porque así veo yo también a la humanidad.
Pues sepan que antes no fue así la cosa. Con nada que miremos el pasado nos daremos cuenta que las prioridades humanas eran muy diferentes a las actuales. Por ejemplo ésta sociedad que tenemos ahora tan descreída de la religión, si exceptuamos el islam que aun va “in crescendo”, el resto apenas poco o nada le interesa. Antes no era así, claro..
Lo del poco miedo a la muerte (otras de las novedades de este siglo) no me extraña que así sea; nada queremos saber de ella. Pero recuerden a nuestros antepasados y qué íntimamente ligados estaban con ella. No en vano cada poco moría alguien de la familia... 
¿Y lo del placer? No me negarán que eso es lo que buscamos constantemente. Todo nuestro afán en esta vida es pasarlo bien y disfrutar de ella sea como sea. También les digo que ésta bicoca antiguamente era impensable, ¿Quien se iba a preocupar de divertirse (salvo los ociosos ricos de siempre) si apenas había tiempo para sobrevivir?...
Por último está lo de la razón Y digo yo, si al siglo XVIII se le llamó el "siglo de las luces" o de la razón, precisamente porque se abandonó la superstición, el ocultismo, el miedo al más allá, la brujería etc. como culpables de todo lo que pasaba, qué no se llamará a este incipiente siglo XXI.
Creemos todos, y con razón, que los hombres actuales en nuestro endiosamiento y soberbia evolución hacia la excelencia estamos exterminando la vida salvaje y el espacio natural de la tierra, pero esta aniquilación no es nueva, en cuanto aparecimos allá por el África oriental hace 250 000 años comenzamos la destrucción.  
Fíjense que cifras hemos modificado los hombres. De todos los grandes mamíferos que había en el mundo sólo sobrevivieron apenas un 30%, en cuanto fuimos capaces de organizarnos. Y eso ya antes de inventar la agricultura. 
Miren qué ejemplo nos pone el autor del libro: en Alemania, que fue donde se ideó lo de Caperucita Roja, y el Lobo feroz, (de allí eran sus autores, los hermanos Grimn) apenas quedan unas docenas de lobos. Pero eso sí, hay la friolera de 7 millones de perros domesticados. 
Y sigue con las paradojas. Tan solo unos 35.000 leones subsisten en libertad en la tierra; a cambio tenemos 600 millones de gatos. 700.000 búfalos salvajes en la tierra frente a 1.500 millones de vacas. O unos cuantos millones de pingüinos y la friolera de 20.000 millones de gallinas. En fin, se ve que nos hemos movido, y no para bien precisamente en estos pocos milenios que llevamos en el planeta. Menos mal que acabamos de abrir los ojos y ya estamos haciendo mejor las cosas.
Joaquin 

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