lunes, 14 de septiembre de 2020

Una generosa duplicidad





Amiga...
Si supieras la necesidad de tus besos
comprenderías mi insistencia.
Si entendieras que sin ti
mi cielo ya no es tan azul,
ni palpitan a lo lejos las estrellas,
sabrías de la tristeza de un corazón
que vaga errante sin unos ojos
donde mirarse
--Joaquín--

Evidentemente no podemos vivir sin riñones. Estos filtran todos los fluidos corporales, y regulan y optimizan la cantidad y calidad que necesitamos, pero debemos admitir que la naturaleza ha sido demasiado generosa con nuestro cuerpo, porque ¿para qué necesitamos dos si con uno en perfecto estado sería suficiente?..
Es curioso, aún no se ponen de acuerdo los anatomistas del porqué dos riñones en vez de uno, como sucede con el hígado y el resto de los órganos..
Sabemos que si falla un riñón por defecto congénito el otro suple perfectamente la función del atrofiado; incluso llega a aumentar de tamaño hasta adquirir la masa de los dos si fuese necesario. Es más con un sólo riñón y al 70% de su capacidad, el portador puede hacer una vida normal, sin complicaciones serias.. Y eso que unos 120 litros de sangre pasan diariamente por sus entrañas...
Ahora tengo familiares muy directos que portan un sólo riñón, y me parece la cosa más normal del mundo, incluso un amigo que no tiene ninguno y debe someterse a diálisis profunda tres veces a la semana, sin embargo no siempre acepté con semejante naturalidad esta eventualidad. Aún recuerdo el impacto que me llevé cuando me enteré que Carlos Santillana, aquel excelente rematador de fútbol del Real Madrid y de la selección nacional, hacía todas aquellas maravillosas virguerías con el balón con un solo riñón.. En fin, cosas de antaño.. 
--Joaquín--

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