Me han contado tu
desventura por la vida..
¡Tan
feliz y orgullosa,
tan
arrogante y altiva
que
te fuiste con él!..
No
quiero hacer leña
del
árbol caído, pero
algunos
ya te advertimos
de
tu mala elección..
--Joaquín--
Es muy fácil ahora colocarse un pendiente en la oreja, o dos, y salir tan ufano a la calle mostrando al mundo nuestro atrevimiento; cualquiera lo puede hacer.
Claro que no siempre fue así. Hace mucho tiempo para lucir un pendiente en el lóbulo de la oreja habría que ser pirata y haber atravesado, al menos una vez, el terrible Cabo de Hornos, al sur de Argentina, famoso por sus tormentas y vientos huracanados.
Aunque si, a Francis Drake, Walter
Raleigh o a Henry Morgan, famosos corsarios ingleses que nos
hicieron la puñeta a los españoles durante siglos asaltando nuestros barcos, les hubieran confundidos con piratas les da un patatús..
Piratas, como
Bocanegra, eran unos tipejos desalmados que se
dedicaban al saqueo, asalto y abordaje de barcos o pueblos costeros.
Les importaban un carajo la nacionalidad del barco a saquear, ellos
iban a lo que iban, a enriquecerse rápidamente aunque tuvieran que
asesinar, violar o ultrajar personas.
Corsarios, como el
mencionado Francis Drake, eran marineros civiles al servicio de
un país con el encargo de asaltar naves enemigas, Inglaterra
mantenía a muchos.
Los Bucaneros eran tipos que cazaban
animales salvajes en las islas del Caribe y luego revendían la carne
en las costas. Con el tiempo se hicieron piratas.
En cambio los
Filibusteros eran pequeños
ladronzuelos que, pertrechados en sus pequeñas barcazas, asaltaban
barcos muy cerca de la costa.
Uno de los más conocidos filibusteros
fue Jean David Nau, apodado “El terror del Caribe”..
Con el tiempo, bucaneros y filibusteros, crearon la
temible Hermandad de la Costa, que
tanta guerra dio a los barcos mercantiles..
En fin, no confundamos..
Joaquín
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