jueves, 17 de octubre de 2019

¡Lo que es la vida!..




¡Seis meses ya de muerta! Y en vano he pretendido
un beso, una palabra, un hálito, un sonido...
y, a pesar de mi fe, cada día evidencio
que detrás de la tumba ya no hay más que silencio.

Y tú que me querías tal vez más que te amé,
callas inexorable, de suerte que no sé
sino dudar de todo, del alma, del destino,
¡y ponerme a llorar en medio de camino!
Pues con desolación infinita evidencio
que detrás de la tumba ya no hay más que silencio
--Amado Nervo-- de, la Amada inmóvil--


Créanselo, apenas veo la tele. Sólo los telediarios atraían hasta hace cuatros días mi atención; ahora ni eso.. Me aburre tanto la política; la percibo tan insulsa tan repetitiva, tan mentirosa que me rebelo.. Y no solo eso, miren estos días los disturbios estos de Barcelona, me encrespan y, ¿saben que? Pues que para pasar malos ratos prefiero no verlos; no está uno ya para cabreos estériles y disgustos innecesarios..
No sé el resto de la gente, pero yo estoy ya en una edad en la que no me apetece angustiarme inútilmente, así que, si puedo, mis ratos de ocio y los no tan de ocio los relleno con asuntos que me complacen y relajan.. ¿No dicen que el estrés es demoledor para la salud? Pues sepan que también los debates políticos cuando uno se implica mucho o repetitivas visiones dantescas como las de Barcelona, generan impotencia, irritan y alteran sobremanera el ánimo..
Lo que es la vida, cuando se es joven sobra el tiempo y las ganas de hacer, y sin embargo faltan los medios; ahora que uno entra ya en la plena madurez, es justo lo contrario; estas son las contradicciones propias y reiterativas de la vida. No obstante y como ésta cada vez se alarga más, aún disponemos de un plus extra de tiempo para corregir posibles errores de apreciación digamos, existencial; es decir, algo parecido a una segunda oportunidad para hacer cosas que nunca antes, por infinidad de motivos, nos atrevimos a hacer ni a pensar siquiera. En mi caso y con un pie ya en la senectud, hago cosas y pienso cosas que jamás en mis años mozos se me hubieran ocurrido.
La vida empieza a los cincuenta, os lo aseguro. Sé que esta es una apreciación un tanto atrevida y difícil de asimilar pero, cada vez la constato más.. No hace falta decirles la bicoca que supone tener estos años, incluso algunos más. Miren: el que más y el que menos o está ya pre-jubilado o apunto de estarlo, con lo que tiempo para hacer las cosas que le gustan no ha de faltarle; apuesto también que sus ahorros estarán en el momento más álgido de su pírrica historia, y la otra pata de la felicidad, la salud, supongo que la mayoría todavía estarán hechos unos toros; con tantas revisiones médicas y controles exhaustivos de los parámetros médicos, veo gente de sesenta con una agilidad física que para si la quisieran los de cuarenta..
Resumiendo, háganme caso, no teman llegar a los sesenta y rebasarlos con generosidad. Déjense de cosas que le fastidien, no se impliquen demasiado en política que en el fondo es efímera, (esta gente al final se arreglan, les quedan sus pagas y a usted el cabreo) y atrévanse descubrir, innovar, conocer, en fin.. Sépanlo, frecuento salas de fiestas atestadas de maduros y maduras dándose el lote como chiquillos de veinte; veo gimnasios a rebosar de sesentones y sesentonas machacándose el cuerpo de una manera que da espanto, y he sido testigo directo de mogollones de gente madura estudiando inglés, aprendiendo música, cursando carreras universitarias o aplicándose a fondo con pintura al oleo, y no digamos de los viajes a Benidorm.. Lo dicho, si cuando le pusieron el apelativo de jubilación, a esta especie de retiro por edad, tenía mucho sentido, no olviden que jubilación viene de jubileo, que no es otra cosa que: juerga, fiesta, cachondeo o jolgorio, que es lo que hacemos ahora..
Joaquín Yerga

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