Este
libro tiene muchos precedentes,
tanto
como gentes
habrán
sollozado
por
un bien amado,,
desaparecido,
por
un gran amor extinguido.
Tal
vez muchos otros lloraron mejor
su
dolor que yo mi inmenso dolor,
quizás
(como eran poetas mayores)
había
en sus lágrimas muchos más fulgores...
Yo
en mis tristes rimas no pretendo nada:
para
mi es bastante
con
que mi adorada
para
siempre ida,
detrás
de mi hombro las lea anhelante
y
diga: “Este si que es un buen amante
que
nunca me olvida”
--Amado
Nervo--
Según
el Apocalipsis de San Juan, cuatro jinetes montados en cuatro
soberbios caballos nos avisaran del fin del mundo.. Aquel que abra el
libro sagrado, custodiado por los cuatro sellos a modo de cerrojo, se
encontrará con la profecía..
El
caballo blanco simboliza la Gloria, aquél al que se le designe
conocerá la victoria y el poder .. El caballo Rojo, la guerra y sus
desgracias; opresión, esclavitud, yugo y sometimiento.. El caballo Negro, flaco y demacrado, significa el hambre y sus
terribles consecuencias, y el caballo Bayo, (signo de la peste),
montado por un jinete con guadaña en mano, significa, La Muerte. Con este último todas las plagas malignas inimaginables se abatirán sobre la tierra;
hambrunas, penurias, terribles sequías, epidemias, fetidez, hedores,
pestilencias.., MUERTE..
Y
digo yo, ¿Caerán las peores profecías del Apocalipsis sobre la
humanidad? ¿Ese horripilante destino nos espera a los hombres y
mujeres aquí en la tierra? ¿Estarán próximos los días que
vaticinaba San Juan como castigo por nuestro comportamiento?.. Al margen de la epidemia del coronavirus que nos está amargando la vida y a
tenor de las previsiones climáticas, eso exactamente nos aguarda el destino; un destino que está al caer..
¿Pensaba
San Juan, inspirado por Dios, cuando escribió el Apocalipsis final
en nuestros pecados, no personales, sino colectivos, por el daño
infligido al planeta? ¿Nos castigará Dios enviándonos una plaga
climática, con pertinaces sequías y aterradores aguaceros, igual
que castigó con azufre hirviendo a Sodoma y Gomorra hace ya una
eternidad?.. En fin, allá cada uno y su credulidad pero, todo a
punta a lo peor..
No
crean que no entiendo por qué de las malas noticias pasamos como si
apestaran, y más estos días. Y no me extraña nada que lo hagamos, son tantas a diario
que buscamos y nos deleitamos sólo con las buenas.. Conste que yo he
sido el primero que he huido especialmente de las apocalípticas como
alma que lleva el diablo, sin embargo aunque las dejemos de lado, inevitablemente algo de su eco nos llega a los oídos..
Si
hacemos caso a las previsiones de los expertos que se dedican a esto
en cuerpo y alma, sobre el año 2050 las temperaturas habrán subido
en la tierra una media de 3 grados, siendo en algunos lugares, (como
por desgracia el nuestro) espantoso, hasta 6 grados.. Según estos
estudios, en Madrid, (sí, aquí mismo), los veranos serán tórridos,
sofocantes, insoportables; y lo equiparan al que sufren hoy en día en la ciudad marroquí de Marrakech, donde, en la canícula, alcanzan
fácilmente los 50 grados a la sombra.. También dicen que las
ciudades del centro y norte de Europa serán de cálidas como ahora
son las españolas. Bueno, a esta gente como están ateridos no les
viene mal pero, ¡mira que nosotros!.. Nada dice el estudio de Sevilla o
Córdoba, pero se lo pueden imaginar; ¿tendremos que enviar retenes
de bomberos a partir del mes de julio para sofocar el ardiente
calor?..
No
crean que me lo tomo a broma, el año 2050 está al caer y, aunque
precisamente el que esto escribe ya no estará por aquí para esa
fecha, la evolución será paulatina y para el 2030, por ejemplo,
quizás hayamos alcanzado ya los 45 o 46 grados en agosto... Pero, aun será infinitamente peor para el año 2100; ni os cuento
las consecuencias del temido cambio climático para no amargaros el
día, pero ya les adelanto que las aguas del Mediterráneo habrán
subido un metro por el descongelamiento del Ártico y de Groenlandia, y
ciudades ahora placidas, como Marbella o Gandía dejarán de tener
playa..
De
seguir estos vaticinios, tan catastrofistas, serán como terribles
mazazos para las ciudades veraniegas y para España en general, ¿a
ver quien es el guapo que se compra un apartamento en Torrevieja o en
Peñiscola?.. Tal vez se cambien las tornas y hayamos de veranear,
como antaño hacía la aristocracia, en el Atlántico,; o en vez de
venir acá los nórdicos en verano, seremos los del sur los que, en
julio y agosto, vayamos en masa al Báltico, y no es broma.. Yo, el
dinero que tenía ahorrado para mi bumgalows en La Manga, lo voy a
dejar guardado por si acaso tuviera que comprarlo en Liverpool, o en
Oslo, ¡vete a saber!..Piensenlo...
Joaquín
Yerga
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