domingo, 26 de febrero de 2023

Despues de una vida digna, una muerte...

                                                                                     


     


Ver en todas las cosas

de un espíritu incógnito las huellas;

contemplar

sin cesar

en las diáfanas noches misteriosas,

la santa desnudez de las estrellas..

¡Esperar!

¡Esperar!

¿Qué? ¡Quién sabe! Tal vez una futura

y no soñada paz.. Sereno y fuerte,

correr esa aventura

sublime y portentosa de la muerte

--Amado Nervo--



Qué coraje debe dar morir de una manera estúpida despues de una vida larga o intensa. O, aunque esa vida haya sido breve e insulsa, da igual. No sé, todos esperamos de nuestra muerte que sea solemne, esperada, digna, colofón y remate final a una vida vivida con conocimiento de causa. En fin

Me acordaba de todo esto por las muertes más ridículas que tuvieron algunos personajes extraordinarios; personajes como: 

Isadora Duncan, la gran bailarina norteamericana, que murió estrangulada. Su bufanda se le enganchó en la rueda del coche al subir en él. 

Gaudí, el famoso arquitecto catalán Gaudí, que tanto hizo por Barcelona, lo atropelló un tranvía. 

Jean Baptiste Lully, considerado uno de los mejores compositores franceses de todos los tiempos, se le cayó en el pie la batuta de hierro mientras dirigía la orquesta. Ni que decir tiene, que se le infectó la pequeña herida que se hizo y murió de gangrena. 

Y qué me decís de la absurda muerte del Premio Nobel de literatura francés 
Albert Camus, que murió atropellado en su bicicleta. El caso es que apenas dos días antes de su fallecimiento calificó el accidente de trafico del ciclista Fausto Coppi, como “la manera más idiota de morir”..

Lo dicho, la muerte debería ser plácida, inesperada, enigmática, majestuosa, imponente... pero nunca estúpida..

Joaquín




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