Un paseo por las afueras
El
mundo es un libro y aquellos que no viajan solo leen un pagina.
(San
Agustin)
Tenemos
la suerte los españoles de disfrutar de un país bien hermoso y
variado. Y ya saben lo dice la frasecita de marras: “En la variedad
está el gusto”. Hablo de variedad porque no me negarán la diversidad de nuestra patria en tan escasa extensión de terreno.. Miren,
partiendo del centro de la península que es Madrid (motivo principal
por lo que Felipe, no es sexto, sino el segundo la designó capital
del reino) podemos pasar si nos apetece de un paisaje duro,
estepario, si nos alejamos hasta poco más de trescientos kilómetros,
a otro de entorno muy diferente, con temperaturas suaves y suelo
verdes perpetuos, si lo hacemos hacia el norte y le echamos un poco
más de gasolina a nuestro auto.
Es más si somos caprichosos nos gusta el sol y chamuscarnos en playas
inacabables de fina arena, tan solo tendremos que virar el rumbo y
salir en dirección este de la capital. En poco más de esos mismos
trescientos kilómetros de antes pasamos de las inmensas llanuras
cerealistas de Castilla, (umbrías en los rígidos inviernos y
resecas en las canículas veraniegas) al paraíso del turista, que no
es otro que el soñado y suave mediterráneo y sus kilómetros de paseos
marítimos atestados de souvenirs y jolgorio asegurado.
Conste
que he puesto solo un par de ejemplos de rutas, las hay de todo tipo
y perspectivas, sin ir más lejos, nuestras ciudades, muchas de ellas
patrimonio de la humanidad. Qué decir, por ejemplo, de las
castellanas. No me negarán las grandes diferencias en cuanto a
diseño, construcción o historias de las del resto del país, y no
es por desdeñar a ninguna, faltaría más, simplemente cito las
singularidades.
Castilla
fue, como todos sabemos, el origen y la cuna de España. En ella está
nuestra historia y ahí debemos buscar nuestro ADN si precisamos
saber de nuestra genealogía. Ésta región esta salpicada aquí y
allá de ciudades que han copado en el pasado todo lo nuestro y que
han sabido, para regocijo de propios y extraños, conservarlo intacto
en gran medida; si no lean: Toledo, Burgos, Segovia, Zamora etc..
O Salamanca, una que nadie debe perderse de visitar. Salamanca es genuinamente castellana y como tal acapara todos los adjetivos
que los viajeros suelen endosarle, y que no la desmerecen ni mucho
menos, es decir, es sobria, seria, culta, cuidada, moderna y a la vez
clásica, y por cierto, con una historia y personajes vinculados a
ella inconmesurable.
Llegar
a Salamanca, como a cualquier capital de provincia de nuestro país,
es relativamente fácil. Pocas quedan ya que no esté conectada, o
bien por autovía o a través del AVE. ¡Quién lo diría hace cuatro
décadas, cuando adentrarse por las carreteras de España era un
suplicio!!
Salamanca
es una ciudad de tamaño medio (200.000 habitantes en su zona
metropolitana) habitable, cómoda y se la patea uno en un día bien
aprovechado, si no queremos profundizar en su muchos matices
históricos y culturales ¡claro! Y es que con una pequeña guía que
nos facilite el transito peatonal por ella se puede acceder en poco
tiempo a sus muchos y esplendidos monumentos.
Que
yo recuerde pocas ciudades europeas poseen dos catedrales, pues
Salamanca las tiene y ambas muy dignas. La vieja el siglo XII, más
pequeña pero muy interesante precisamente por su antigüedad y la
nueva del siglo XV, enorme mole y soberbia torre. Pero quizás lo más
visitado y por lo que hace que Salamanca sea más conocida es su
magnifica Plaza Mayor, diseñada y construida un siglo después de la
madrileña. Por supuesto posee la ciudad infinidad de iglesias,
conventos y edificios civiles con la antigüedad y la arquitectura
suficientes como para recrearse horas en ellos.
Salamanca,
pocos lo dudarán, está fuertemente asociada a su universidad. Es
una de las más antiguas de España y de las más prestigiosas. No
hay personaje histórico de la cultura, de la docencia o de la
literatura española que no haya estado vinculado de alguna manera
con ella. Por allí han pasado desde Nebrija (el que hizo nuestra
primera gramática castellana), Hernán Cortes, Cristóbal Colón,
Fernando de Rojas (el de la Celestina) Cervantes, Fray Luis de León,
Santa Teresa, Unamuno etc. etc. Y no digamos la cantidad de obras de
nuestra literatura que han ambientado sus relatos en esta ciudad.
En
fin, no lo duden, si tienen tiempo cualquier fin de semana, sin mucho
equipaje, cojan el coche y aventurense a través de las magnificas autovías por nuestra ancha Castilla, y hagan parada y
fonda en cualquiera de las muchas ciudades patrimonio de la
humanidad. Dedíquenle al menos un día, les garantizo que regresaran
encantados.
Dicho
queda..
Joaquin
Yerga
02/05/2018
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