martes, 29 de mayo de 2018

Pan y circo





La mente es como un paracaídas, sólo funciona si se abre.
Einstein


Espartaco fue un tipo con suficientes agallas como para ponerse al frente de un ejército de 120.000 esclavos que, hartos de maltratos, abusos y vejaciones que les infringían sus patrones romanos, se sublevaron con cierto éxito en el sur de Italia; esto pasaba en el siglo II a.c. No obstante, pagó caro su osadía.
Ése ejército de desarrapados y desesperados, sin nada que perder, mantuvo en jaque a los romanos durante dos años sobreviviendo del saqueo a tierras y haciendas por las laderas de las montañas, hasta que el senado se lo tomó en serio y envió para castigarles a un par de legiones. Aguantaron poco más, a Espartaco lo capturaron y junto a otros 6.000 compañeros de fatiga fue crucificado y sus cuerpos, clavados en cruces, expuestos a lo largo de kilómetros por toda la Vía Apia, que comunicaba Roma con Nápoles, (una especie de autovía de Andalucía) imaginen el espectáculo. Pues así se las gastaba Roma.
Si algunos episodios del pasado remoto me hizo amar la historia, fueron, sin duda, las peripecias de los pueblos, griego y romano. Ambos son el origen de nuestra cultura europea y por lo tanto a ellos les debemos nuestra razón de ser.
Primero fueron los griegos, porque pusieron la primera piedra del saber y del conocimiento en un mundo aun en pañales en cultura. Ellos desasnaron a los humanos de entonces con sus inquietudes, curiosidades y deseos de saberlo todo, que les llevó, por cierto, a denominar a todo el resto del mundo conocido como bárbaros.
Los griegos, y sus inventos como la democracia, la filosofía, el teatro, las matemáticas o la ética, por decir algunos, fueron el modelo a seguir en todo lo que vino después. Y vinieron muchas cosas, y muchos otros pueblos, y civilizaciones, entre ellos Roma, que les copiaron casi todo lo bueno que tenían, excepto su dispersión en pequeños estados que fue, sin duda, el origen de su ruina y caída en manos de algunos de esos pueblos bárbaros.
De lo único que carecían los griegos y que a la postre les llevaría a su perdición, lo tenían los romanos a mansalva, “unión y patriotismo”, y esto les hizo crear un imperio como nadie jamas había conocido hasta entonces.
Roma era una ciudad pequeña rodeada por otras muchas del mismo tamaño en la región italiana del Lacio. Su forma de gestionarse, tanto en la paz como en la guerra, les llevó a ir poco a poco conquistando todo lo que se le ponía por delante.
Roma, y eso lo llevaban ellos muy a gala, se fundó en el año 735 a.c. y lo hicieron unos personajes semi-dioses llegados de la batalla de Troya. Los sucesos de Troya ha dado mucho juego en la historia antigua, acuérdense de las dos leyendas más importantes de esa época la “Iliada” y la “Odisea”, escritas ambas por Homero y basadas en ésa famosa batalla. Pero esto es el nacimiento mítico y legendario de la ciudad, que por supuesto hay que poner en duda. Otra cosa es la fundación real.
La ciudad tuvo en un principio unos cuantos reyes, pero no funcionó la cosa, así que una vez que se cepillaron al último proclamaron la república, y quedaron vacunados de monarquías para varios siglos. Los primitivos romanos hicieron un plan estupendo para defenderse de sus enemigos, crearon un ejercito (la legión) en el que participaba todo el pueblo. Los ricos aportaban, caballo y armas más sofisticadas, y los pobres lo poco que tenían, es decir, sus piernas y brazos y algún armamento rudimentario, pero todo el mundo estaba obligado a servir a la patria durante diez años.
El sistema político era complejo pero tan efectivo como para que se pudiera catalogar de democracia. Cada clase de ciudadanos, ricos y pobres, tenían sus defensores y benefactores. El órgano máximo de poder era el senado.
Para que se hagan una idea, Roma pasó en unos cuantos siglos de dominar un territorio de poco más de 500 kms cuadrados a ser dueña de, primero de toda Italia y después de todo el Mediterráneo. A medida que las legiones romanas iban conquistando ciudades y territorios, ingentes cantidades de riqueza y esclavos afluían a la ciudad.
Pero como consecuencia de las continuas guerras se hizo necesario reclutar cada vez más gente con lo que el campo se desertizó, y todos, hacendados, jornaleros y pequeños agricultores se hicieron proletarios en la ciudad. Decenas de miles de enemigos derrotados fueron llevados a Roma como esclavos y la ciudad se hizo enorme. Y miren, tan solo la victoria sobre los epirotas, en Grecia, aportó a la ciudad 150.000 esclavos, o la derrota de los samnitas, que les proporcionó otros 60.000. Los esclavos eran utilizados como, sirvientes, administradores, mineros etc. en fin, mano de obra gratis. A muchos de los esclavos griegos, mas preparados culturalmente que los romanos, los escogían como preceptores de sus hijos.
Al final de la república, poco antes de comenzar el Imperio, en Roma, la inmensa mayoría de la población era ya proletaria, es decir, pueblo llano, desocupado y ocioso que subsistían gracias a la ayuda del estado. Para mantenerlos a raya y que no les supusieran demasiado disgustos, el senado y los escasos patricios (ricos) les ofrecían a menudo espectáculos circenses variados para mantenerlos entretenidos. Entre ellos lo que más les gustaban eran la lucha de fieras y las peleas de gladiadores. Para que se hagan una idea, el general romano Sila pagó de su bolsillo unos juegos en los que se mataron mas de 100 leones, otro general, Pompeyo, se lució con otros con más de 320 leones sacrificados y el gran Julio César costeó unos que duraron semanas y en donde se mataron más de 400 felinos. Digo yo, que ya en esa lejana época apunto estarían de exterminar con los grandes mamíferos de África.
Como era de prever con el tiempo y sus victorias los romanos se hicieron sibaritas, se acostumbraron a la buena vida y ya no estaban dispuestos a sacrificarse por la nación. Llegó un día en el que en el ejército había más bárbaros extranjeros que romanos y esa fue su perdición, sucumbió como todos los imperios que han habido en la historia, por exceso de éxito. ¿Estamos viviendo algo parecido en Europa? Pregunto...
Dicho queda.
                                                 Joaquin Yerga
                                                  29/05/2018



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