Por tus ojos encendidos
y por lo mal puesto de un broche,
pensé que estuviste anoche
jugando a juegos prohibidos.
Te odié por vil y alevosa:
te odié con odio de muerte :
nausea me daba de verte
tan villana y tan hermosa.
Y por la esquela que vi
sin saber cómo ni cuando,
sé que estuviste llorando
toda la noche por mi.
--José Martí--
No crean ni por un momento que esto que les voy a decir es un un cuento chino, nada de eso, fue real como la vida misma; lo que pasa es que a algunos poderosos e influyentes no le ha interesado que esto trascendiera más allá de sus intereses. Leed y os llevaréis las manos a la cabeza. Pero os adelanto.., ¡hubo una vez una mujer Papa en el Vaticano!..
Sí, una mujer fue Papa; poco tiempo todo hay que decirlo, solo dos años, pero lo hubo.. Se llamaba Juana, aunque pontificó con el nombre de Benedicto III entre los años 855 y 857. Coloquialmente la historia la conoció como la Papisa Juana...
Juana había nacido mujer en el oeste de Alemania. Debido al interés que tenia desde bien pequeña por estudiar y aprender, y como a las mujeres se les estaba prohibido, pues con mucho esfuerzo y valentía tuvo que hacerse pasar por monje copista; esos que ilustraban a mano preciosas pinturas y letras en libros sagrados.. Conste que las ropas anchas y holgadas que usaban los clérigos entonces le facilitó el trueque. Ya de monje, Juana viajó por varias ciudades, y en Roma conoció al futuro Papa, León IV, del que se hizo secretaria..
En el año 855 murió ya Papa, León IV y no sabemos cómo ni porqué, pero Juana fue elegida en sustitución del muerto. Pocos sabían que en realidad era una mujer; sólo algunos allegados y sobre todo su amante, el embajador de Sajonia en la Santa Sede, un tal Lamberto..
Pero a Juana le perdió su amor por Lamberto, y al final, de tanto amar y retozar quedó embarazada.. Disimuló todo lo que pudo gracias a la vestimenta, pero un día durante una procesión en Roma a la que tuvo que asistir, el parto se le adelantó. Llegaron las contracciones y no hubo tiempo de trasladarla a un lugar privado y seguro, así que dio a luz en plena acera de la calle principal de Roma..
Hay que decir que muchos ya sospechaban algo raro en la manera de actuar y de comportarse del Papa. Entre la gente de Roma se empezaba a correr el rumor de su verdadero sexo.. La noticia del parto del Papa en plena calle corrió de boca en boca por toda la la comarca; el escándalo fue de tal magnitud que toda la ciudad se revolucionó. La gente se agolpó enfervorizada en los atestados aledaños donde el Papa (Juana) estaba pariendo. Y sucedió lo más horroroso..
El gentío formado entorno al improvisado paritorio, alentado por algunos oradores enemigos de Juana (Benedicto III), se fue soliviantando y empezaron a tirarle piedras. Todos querían participar en el linchamiento de la comitiva papal.. El final fue horrible: una decena de muertos lapidados; entre ellos, Juana y su neonato recién llegado al mundo.. Así terminó la historia de esta mujer valiente que en plena Edad Media, cuando las mujeres apenas tenían derecho a nada; fue capaz de engañar a todos y ocupar nada menos que el Solio Pontificio, un puesto exclusivamente reservado para los más poderosos, ¡menuda hazaña!..
Por cierto, esta truculenta historia que durante más de mil años ha ido pasando por todos los anales escritos y hablados de generación en generación y tomada solo como una leyenda sin fundamento, resulta que se ha descubierto que fue real como la vida misma.. Unos historiadores finlandeses acaban de encontrar pistas sobre la fiabilidad del caso.. Unas monedas de plata y algunos datos más nos aseguran de la veracidad de la existencia de Juana, la Papisa.. Como era de esperar el Vaticano se niega en redondo a colocar su nombre en la lista de Papas de la historia..
¡Ah!, y una pequeña ocurrencia mía; si la palabra Papa procede realmente de Padre, en griego, cuando a las mujeres se les permita el sacerdocio y alguna llegue a ser Papa, imagino que se les llamará Mama y no Papisa; y advierto que nunca mejor dicho; vosotras sois las verdaderas creadoras del mundo...
Joaquín
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