sábado, 14 de diciembre de 2019

"Si no te casas conmigo, no me acuesto contigo", le dijo, y se quedó tan ancha

                                                                                        





Hace ya diez años que recorro el mundo.

¡He vivido poco! ¡Me he cansado mucho!.

Quién vive de prisa no vive de veras,

quién no echa raíces no puede dar frutos.

Ser río que corre, ser nube que pasa,

sin dejar recuerdo ni rastro alguno,

es triste , y más triste para quien se siente

nube en lo elevado, río en lo profundo.

--José S. Chocano--



Eugenia conoció a Napoleón en un salón de baile de París. Se la presentaron y él quedó prendado de ella al instante. 

---“Necesito verla.. ¿Cómo puedo llegar hasta Vos?---le preguntó Napoleón

A lo que Eugenia contestó muy resuelta, como era ella.. 

---“Por la Vicaría , Señor, por la Vicaría”

Al poco se casaron por todo lo alto en la Catedral de Notre Dame de París

Y así es como Eugenia de Montijo, esa bellísima mujer, llegó a ser emperatriz de Francia al casarse con el futuro emperador Napoleón III, sobrino de aquel gran Napoleón que tanta guerra dio en Europa durante mas de veinte años

Eugenia había nacido en Granada, y su madre, viendo el bonito percal, quiso sacar buen provecho de la belleza y del buen porte de sus hijas (tuvo dos).. A la mayor la casó con el heredero del Duque de Alba de entonces, y a la pequeña, Eugenia, nada menos que con el emperador de Francia.

Y Eugenia y Napoleón fueron felices, aún con sus cuernos por aquí y por allá. Vivieron en una corte fastuosa de palacios, joyas y elegantes fiestas. 

Él era unos cuantos años mayor que ella, así que la dejó viuda a los 47 años.

Ya viuda, Eugenia se trasladó a Biarritz para estar cerca de España.. La pareja había tenido un hijo que murió a los 23 años en unas guerras en África. Esto la sumió durante una temporada en una profunda tristeza. 

Por cierto, murió ya anciana a los 94 años en el Palacio de Liria en Madrid, casa de los duques del Alba, (su cuñado)


"Eugenia de Montijo, qué pena, pena,

que te vayas de España para ser Reina..

Por las lises de Francia, Granada dejas,

y las aguas del Darro por las del Sena”


Estas coplillas se oían por tabernas y saraos en aquella época; lo que daba una idea de lo popular que era.

Joaquín




                                                                  


                     
                                        




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