miércoles, 5 de diciembre de 2018

Sólo el cielo lo sabe...




Quisiera esta tarde...
Con el paso lento, y los ojos fríos
y la boca muda, dejarme llevar;
ver cómo se rompen las olas azules
contra las rocas y no parpadear;
ver cómo la aves rapaces se comen
los peces pequeños y no despertar.
(Alfonsina Storni)


Se llamaba Roy Harold Scherer, pero todos le conocimos como Rock Hudson. Éste último nombre, mucho más sonoro y acorde con su profesión, se lo sugirió su mánager, y acertó, seguro... Acaba de salir al mercado una última biografía suya, la definitiva, dicen, en la que cuentan de él todo con pelos y señales, y hay mucho que contar...
Era un gigantón de 1,95 mts de estatura, un prototipo de belleza masculina sin igual; y si lo digo yo que soy un hombre, qué no dirían las mujeres. Sin embargo y a pesar de todos sus maravillosos atributos masculinos con los cuales cualquiera hubiera sido el tío más feliz del mundo, teniendo a su alcance todo lo uno pueda desear, mujeres, dinero, fama, etc. fue un desgraciado toda su vida, y es que, posiblemente nació cuando no debía...
Las desgracias le llegaron por su carácter de homosexual en una época en la estaba muy mal visto serlo, y más siendo, (y viviendo de ello) un galán de cine masculino. Toda su carrera se la tiró evitando ser descubierto o fingiendo lo que no era; debió ser un infierno, qué duda cabe. Pero lo de Rock Hudson no fue un caso excepcional, en Hollywood hubo bastantes actores y actrices homosexuales que se amargaron la vida por no desviarse del estatus social establecido. Así, tuvimos nada menos que a: Spencer Tracy, Katherine Hepburn, Anthony Perkins (Psicosis), Vincent Price, Cary Grant, Randolp Scott, Greta Garbo, Mongomery Clift, Marlene Dietrich, Tyrone Powers etc. etc. paro aquí porque la lista es muy larga.
Con Rock Hudson se cumplió aquello de, hijo de padre calzonazos o pusilánime (en su caso fue además alcohólico y abusaba de él) y de madre dominante, el niño sale con alguna tara psicológica o emocional. No quiere decir esto, ni mucho menos, que los homosexuales padezcan nada por el estilo, pero muchos si carecen de cierto apego paterno-afectivo, sean los afectados homosexuales o heterosexuales. Según su novio, (y el amor de su vida) el corredor de bolsa Lee Garlington, éste buscó siempre un hombre fuerte, seguro, que hiciera el papel de padre que no tuvo, en la pareja, pero el bueno de Rock Hudson sólo era un grandullón sensible y delicado, incapaz, por tanto, de representar ese papel que Lee necesitaba, por eso precisamente se dejaron.
¡Quién nos lo iba a decir!... Rock Hudson, nada menos, el galán por excelencia de aquellos años, homosexual... ¡Ahí es nada! ¡Menuda sorpresa!... El ídolo de las chicas, el tipo duro de los chicos... Tan alto, tan guapo y resulta que le gustaban los tíos de pelo en pecho... Por cierto, que le gustaran los hombres y se acostara con ellos, hoy en día a nadie sorprende y todos respetaríamos sus gustos sexuales, ¡Estaría bueno! ¡Hasta ahí podíamos llegar!... Sin embargo, en aquellos años era harina de otro costal; a ver quién era el guapo que salía del armario...
Recuerdo perfectamente el día aquél de 1985. Ésa tarde quedé pasmado al verlo en el telediario, tan enflaquecido, tan demacrado, diciendo que tenía Sida y que estaba harto de tapar su homosexualidad. Confieso mi confusión y sorpresa al verlo, primero por la imagen tan diferente y generosa que aun tenía de él, y segundo por la confusión general que había en la opinión publica sobre los efectos de esa terrible enfermedad, entonces desconocida. Apenas unos meses después moría en su mansión de California.
La vida de Rock Hudson, posiblemente, no fue un modelo de honestidad, pero no por su homosexualidad ni por la cantidad de amantes masculinos que tuvo, que eso cada cual es libre, sino por la pretensión continuada de engañar al publico y hacerle creer lo que era para vender más películas. No obstante, al final de su vida se resarció y tuvo el coraje de salir en publico y contar su verdad. Conste que sirvió de ejemplo a muchos que vinieron después, y ayudó y de qué manera, a que la gente conociéramos esa lacra, y vencerla.
A mi me importa poco su último aspecto, ni su gran secreto, ni incluso su muerte, yo siempre lo recordaré tal y como salía en sus películas, un tipo alto, guapete, simpático, y protagonista de filmes tan encantadores como “Pijama para dos” o “Confidencias a medianoche” junto a Doris Day, “Gigante” con Elisabeth Taylor y James Dean, homosexual como él, o “Obsesion” y “Sólo el cielo lo sabe” junto la bella Jane Wyman.
Dicho queda...
                                                                       Joaquin Yerga
                                                                        05/12/2018

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