miércoles, 1 de febrero de 2017

Desde que me dejaste...





A ti, antes de que me olvides.



La carta que os muestro abajo me la encontré rebuscando en una antigua carpeta. Me sorprendió descubrirla, pues aunque me hizo recordar aquellos años tan bonitos y tan tristes a la vez, creí que había destruido todo lo suyo. 

La carta alude a los días posteriores en los que ella me dejó. Habíamos sido medio novios durante tres años. Fue terminar el Servicio Militar y encontrarme de súbito, al volver al pueblo, con que ella había tonteado con otro.. 

Fue un amigo, un buen amigo quién, nada más llegar y saludarnos me dio la terrible noticia, aunque no fue rotundo. Recuerdo que me dijo: 

---¿Estas muy enamorado de Mari, Joaquín?--- 

A mi me sorprendió la pregunta. Creo que la formuló así para ver mi reacción, aunque enseguida supe por donde iban los tiros. 

---¿Por qué me dices eso, Jesús?---le repregunté yo a su vez, mientras me daba un vuelco el corazón---hemos estado escribiéndonos cartas todos los días, aunque es verdad que últimamente la noto un poco distante, como indiferente, no sé---concluí temiendo la temible contestación--- 

---Tómatelo con calma, amigo, pero me temo que tengo que darte malas noticias, han visto varias veces a Mari con un tipo de Almendralejo---me soltó, ahora sí, de sopetón--- 

Ignoro si notó que encajé a duras penas el golpe para no mostrarme débil, supongo que sí; me hice el fuerte, pero quedé destrozado. Luego seguí quitándole hierro al asunto haciéndole ver que tampoco sentía tanto por la chica y que estábamos a  punto de dejarlo. ¡Mentira podrida, claro!, estaba tan colado por ella como el primer día..

Ésa misma noche, con el corazón absolutamente fuera de si, fui a verla. Estaba con unas amigas en la discoteca. Nos dimos unos besos y me la llevé a un reservado para hablarle. Le dije lo que me habían contado, sin nombrar al confidente. No lo negó, aunque me aseguró que sólo era un amigo, que si quería podíamos seguir con lo nuestro. Valiente y ufano, sin calcular las consecuencias, quizás porque esperaba que llorara y me pidiera perdón, le dije que por mi podía seguir con él.. ¡Pobre infeliz! ¡Ay, si en ese momento hubiera sabido lo que me esperaba, hubiera dado la vuelta sin dudarlo un instante!..

Obvio deciros cuanto sufrí, quizás no derramé una lágrima, pero si me quitó años de vida. Docenas de cartas escribí, algunas con la intención de hacérselas llegar, otras para mi mismo, por consolar mi desgracia, supongo.. 

 

"A Mari... 

Intuyo que poco a poco el velo translúcido del tiempo irá diseminando las facciones de tu cara en mi mente, pero lo hace tan angustiosamente lento que se me antoja insoportable... Ni te imaginas lo que desearía verte aparecer y oír de tu boca un “perdóname”. Es una locura, lo sé. me miento a mí mismo, pero eso me hace mantenerme emocionalmente estable.

No sé que habrá sido de ti, ni qué habrás hecho con mis recuerdos. Imagino que con mi corazón sí te habrás cobrado un trofeo más que colocar en tu ostentosa vitrina de amores despechados, otra muesca que señalar en tu equipaje sentimental, a expensas de otro amante ingenuo...

Cuando me olvides del todo y consideres lo que habrá sido para ti un simple episodio más, triunfal y deseosa de nuevas hazañas te echarás en brazos de otro, y volverás a vivir un nuevo romance, hasta que el incauto nuevo amante perezca en indiferencia de tu experimentado corazón.

Yo aquí estaré, en el mismo sitio, enjuagando mis lágrimas en silencio y lamiendo mis heridas lentamente, en el tiempo, con el único consuelo de que el olvido haga cuanto antes su trabajo, sino es demasiado tarde."

Este que te quiere...


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