martes, 7 de febrero de 2017

De aquí a la eternidad.





La vida es como un viaje por la mar: hay días de calma y días de borrasca; lo importante es ser un buen capitán de nuestro barco.
J.Benavente


Antonio Damasio está considerado el mayor neurocientífico actual. Es un americano de origen portugués, y de asuntos del cerebro humano es una eminencia. En los numerosos libros que ha escrito al respecto nos aclara muchos misterios. Nos sugiere, sobre todo y encarecidamente cuidarlo al máximo. Incluso mimarlo si fuese menester pues nos va en ello nuestro bienestar emocional, y nuestra sabiduría.
Hoy en día se han puesto de moda métodos para robustecer la mente que antes no existían. Con nada que nos asomemos a los estantes de cualquier departamento de librería veremos cientos de libros de los llamados de autoayuda con la misma finalidad.. Hay que tener en cuenta que el cerebro y no el corazón como algunos aun creen, es la parte más importante de nuestro cuerpo. Somos lo que nuestro cerebro quiera que seamos. Y es que el progreso medico puede hacer que cualquier órgano de nuestro cuerpo se nos puede trasplantar, y seguiremos siendo el mismo. No así el cerebro que es nuestra verdadera alma; si algún día la ciencia y la medicina avanzasen tanto que se pudiese cambiar alguna parte de él, por supuestísimo seríamos otra persona.
El cerebro de un ser humano medio ocuparía, extendido, una superficie de unos dos metros cuadrados aproximadamente, pero al estar dentro de los duros y sólidos huesos craneales se comprime formando los conocidos pliegues y arrugas. Por otra parte, parece ser que éste órgano solo supone el 2% de nuestro cuerpo y sin embargo consume el 25% de toda nuestra energía; esto nos da una vaga idea de su importancia.
Nuestro cerebro es una maquina casi perfecta con varios millones de años de evolución durante los cuales se ha ido desarrollando y adaptando a las circunstancias medioambientales de nuestro entorno, de tal forma que hemos llegado a ser los únicos seres pensantes de nuestro mundo. Ante tamaña grandiosidad que nos dona la naturaleza conviene prestarle la debida atención y cuidarlo más que ninguna otra parte de nuestro cuerpo.
Los beneficios de tener una mente equilibrada son incuestionables. En ella se desarrolla todo, hasta el punto de que puede llegar a ser nuestro mejor amigo o por el contrario convertirse en nuestro mayor enemigo. Tener la cabeza bien amueblada, que es como llamaríamos a tenerla debidamente instruida, nos proporciona, como poco, seguridad, templanza y sabiduría, condiciones indispensables para pasar por esta corta vida de una manera amable.
Según expertos, tendríamos a nuestro alcance tres, digamos superalimentos para robustecer nuestra mente: Una buena alimentación, ejercicio físico y meditación. Con esto contribuimos a serenar nuestra alma, y nos haría testigos directos de nosotros mismos. Además evitaríamos, en la medida de lo posible, cometer alguna que otra torpeza más de la cuenta. Diría más, estas medidas serían un freno contra la depresión porque actúan como una tableta de benzodiacepina natural cuando la angustia vital se hace fuerte y nos cuesta conciliar con nuestra existencia.
El cerebro es moldeable. La llamada plasticidad del mismo es indudable y gran parte de estas nuevas pseudociencias como el yoga, meditación y otras, ayudan a ese menester incrementando la interconexión de neuronas. Asunto esencial para una vida plena
Sé que no descubro nada si afirmo que el equilibrio en todos los órdenes de la vida es lo ideal. En lo emocional más si cabe, pues con esa premisa nos comportaremos en nuestra vida diaria con algo más de sensatez y mesura. Si aprovechamos estas virtudes en nuestro beneficio será un fuerte acicate en nuestra ansiada pretensión de ser un poco más felices, meta perseguida por todos.
Ahora que los neurocientificos insisten en que en el ser humano, a pesar de la evolución cerebral de la corteza que es la portadora de funciones básicas como la inteligencia y la razón, no manda en la toma de decisiones, sino que es el sistema límbico, contenedor y origen de las emociones, más antiguo y menos desarrollado quien predomina, da más sentido a los que predican el adiestramiento y control de nuestra mente, pues la emoción es un sentimiento primario y aventurado que no conviene dejarlo a su albedrío.
Otra de las especialidades relacionadas y que ahora está muy de moda es el Mindfulness, o lo que es lo mismo, vivir el ahora. Significa ser conscientes de lo que hacemos en cada momento para así disfrutar de cada acción por ínfimas y anodinas que éstas sean. No debemos dejar a la mente preocuparse más de la cuenta por lo que nos pueda pasar en el futuro, pues esto nos aflige y enerva. “La vida es aquello que te va sucediendo mientras nosotros nos empeñamos en hacer otros planes,” dijo alguien una vez con mucho acierto. Se nos pasa la vida sin disfrutar de cada instante pensando en grandes metas que a menudo nunca llegan. Toca serenarse.
Dicho queda…


                                        Joaquín Yerga
                                         02/03/2018

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