Crecí sin un especial orgullo por mi patria. Llevaba mi origen con naturalidad, como quien lleva un nombre compuesto, un signo del zodíaco, o unos cuernos.
Mi problema tiene mucho que ver con la Leyenda Negra y con la historia; me hicieron creer que había que ser ciudadano del mundo y dejarse de banderitas..
Pero estaba equivocado. Hace unos años visité el Ayuntamiento de Breda, en Holanda, donde los españoles (hace cuatro siglos) al mando del general Spínola, dejó salir al pueblo de Breda tras tomarlo sin una sola baja, sin saqueo y sin humillaciones. Para mi sorpresa, hablé con gente de allí y aún sentían cierta fascinación por nosotros, los españoles.
A la vuelta a España me pasé por el Museo del Prado y fui directo a la sala donde se expone el famoso cuadro de Velázquez “La rendición de Breda”, y allí me pasó como a Stendhal en Venecia, me transformé. Delante de Velázquez, de Spínola, de Felipe IV, de Alatriste.. me dio por llorar..
Esas lágrimas mías eran de respeto a mis antepasados y a lo que mi pueblo (España) ha sido.
Y entendí de golpe que esa bandera, nuestra bandera, representa un modo de ver el mundo y de entender al hombre y no solo a los mediocres que la pintan hoy. Esa bandera es Velázquez, Goya, Lorca, Cervantes, Ribera y Belmonte, Unamuno y Camarón, Séneca, Quevedo, Calderón, Albéniz, Dalí y Ramón y Cajal. Es Gaudí, Falla, Machado, Miguel Hernández, Teresa de Jesús, Paco de Lucía, Íñigo de Loyola...
Pero esa bandera son también mis abuelos, mis bisabuelos y los miles de ancestros que la han defendido para que yo esté hoy vivo y que no entendieran por qué sus descendientes desprecian su sangre, su obra y sus símbolos.
Y es una pena, pero los que silban la bandera, no desprecian a España, qué va, todo odio es auto-odio, así que, en realidad y como seguramente me pasara a mi, solo se odian así mismos..
José F. Peláez
La rendición de Breda, o Las Lanzas, de Velázquez (tienen una réplica de este cuadro en Breda (Holanda)
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