lunes, 14 de octubre de 2024

Esto lo dice otro, pero yo lo firmaría, tal cual

                                                                                        



Ámalo todo, bebe de la rosas,

como la abeja, el zumo y la dulzura,

entrégate a las gracias de las cosas;

la vida, como el arte, es la ternura.

No deslustres su cándido atavío

ni levantes la punta de su velo

¿Qué logras con pensar que está vacío,

que no es cielo ni azul tu hermoso cielo?

--Ricardo León--



Crecí sin un especial orgullo por mi patria. Llevaba mi origen con naturalidad, como quien lleva un nombre compuesto, un signo del zodíaco, o unos cuernos.

Esto no tiene nada que ver con la leyenda negra. Mi problema no era por la historia, sino con mis compatriotas. No era España el problema, sino mas bien los españoles. Me sentí rodeado de gente fanática, maleducada, terriblemente vulgar, poco dada a lo espiritual y sin esa virtud que solo nace de la cultura y el arte y que se concreta en una manera de estar en el mundo que, por supuesto, yo no veía.

Pero estaba equivocado. Hace unos años visité el Ayuntamiento de Breda, en Holanda, donde los españoles (hace cuatro siglos) al mando del general Spínola, dejó salir al pueblo de Breda tras tomarlo sin una sola baja, sin saqueo y sin humillaciones. Para mi sorpresa, hablé con gente de allí que no solo nos trataron de maravilla sino que sentían cierta fascinación por nosotros, los castellanos.

A la vuelta a España me pasé por el Museo del Prado y fui directo a la sala donde se expone el famoso cuadro de Velázquez “La rendición de Breda”, y allí me pasó como a Stendhal en Venecia, me transformé. Delante de Velázquez, de Spínola, de Felipe IV, de Alatriste.. me dio por llorar..

Esas lágrimas mías eran de respeto a mis antepasados y a lo que mi pueblo (España) ha sido.

Y entendí de golpe que esa bandera, nuestra bandera, representa un modo de ver el mundo y de entender al hombre y no solo a los mediocres que la pintan hoy. Esa bandera es Velázquez, Goya, Lorca, Cervantes, Ribera y Belmonte, Unamuno y Camarón, Séneca, Quevedo, Calderón, Albéniz, Dalí y Ramón y Cajal. Es Gaudí, Falla, Machado, Miguel Hernández, Teresa de Jesús, Paco de Lucía, Íñigo de Loyola...

Pero esa bandera son también mis abuelos, mis bisabuelos y los miles de ancestros que la han defendido para que yo esté hoy vivo y que no entendieran por qué sus descendientes desprecian su sangre, su obra y sus símbolos.

Y es una pena, pero alguien tiene que decírselo a los que silban la bandera, no desprecian a España. Todo odio es auto-odio, así que, en realidad y como seguramente me pasara a mi, solo se odian así mismos..

José F. Peláez

                                                                 

La rendición de Breda, o Las Lanzas, de Velázquez (tienen una réplica de este cuadro en Breda (Holanda)

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