miércoles, 9 de octubre de 2024

Elogio a la mujer pequeña

                                                                                       



Hace ya diez años

que recorro el mundo

¡He vivido poco!

¡Me he cansado mucho!

Quien vive deprisa no vive de veras,

quien no echa raíces no puede dar frutos.

Ser río que corre, ser nube que pasa

sin dejar recuerdo, ni rastro alguno

es triste, y más triste para quien se siente

nube en lo elevado, río en lo profundo.

Quisiera ser árbol mejor que ser ave,

quisiera ser leño mejor que ser humo;

el viaje cansa

prefiero el terruño.

--José S. Chocano--



Las feromonas femeninas se llaman Copulinas (de copular, y no es broma😆😆) y son pequeños ácidos grasos que están presentes en las secreciones vaginales de las mujeres adultas.

Estas sustancias químicas secretadas por las féminas, provocan comportamientos específicos en otros individuos de la misma especie. Supongo que lo entendeis, Es decir que nos vuelven locos a los hombres.

Por cierto, las mujeres bajitas producen más copulinas, lo que hace que los maromos nos sintamos más atraídos por ellas. ¿Será verdad eso, entonces, de que las mujeres como el buen perfume, mejor en envase pequeño?

Mirad lo que decía el Arcipreste de Hita, ese pícaro fraile poeta del Medievo español, de las chiquitas:

En el pequeño jacinto yace gran resplandor,
en azúcar muy poco yace mucho dulzor,
en la mujer pequeña yace muy gran amor,
pocas palabras bastan al buen entendedor.

Es muy pequeño el grano de la buena pimienta,
pero más que la nuez reconforta y calienta:
así, en mujer pequeña, cuando en amor consienta,
no hay placer en el mundo que en ella no se sienta.

Siempre quise a la chica más que a grande o mayor;
¡escapar de un mal grande nunca ha sido un error!
Del mal tomar lo menos, dícelo el sabidor,
por ello, entre mujeres, ¡la menor es mejor!

Joaquín


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