Ay, soledad, contigo crucé la selva umbrosa,
y vi morir las luces de la tarde,
y vi nacer la estrella esplendorosa,
la primera que en las tinieblas arde,
y respiré feliz el triste encanto
que, halagándonos más que la alegría
los ojos baña en delicioso llanto.
--Teodoro Llorente--
-La principal motivación del ser humano no es la búsqueda del placer o del poder, sino la búsqueda de sentido.
-El hombre que se hace consciente de su responsabilidad no podrá nunca tirar su vida por la borda
-La felicidad no es una posada en el camino, sino una forma de caminar por la vida
-Siempre debemos estar dispuestos a reírnos de nosotros mismos. El humor nos relaja y nos ayuda a controlar nuestras emociones.
-El neurótico cae en un círculo vicioso porque es incapaz de relativizar sus problemas y contemplarlos con cierta ironía.
-El hombre es hijo de su pasado, mas no su esclavo, y es padre de su porvenir.
-La felicidad es como una mariposa; cuanto más la persigues, más huye. Déjala que se pose tranquilamente en tu hombro, sin acosarla.
Todas estas palabras (preciosas palabras) y más, las escribió un tipo llamado Viktor Frankl, austríaco y filósofo para más señas.
En septiembre de 1942, a los 37 años, el doctor Viktor Frankl y su familia fueron deportados al campo de concentración de Auschwitz.
Estando preso en Auschwitz, tras las alambradas, un día exclamó: “Qué bello podría ser el mundo”.
Conste que me ha parecido interesante. Ando leyendo un librito suyo..
Joaquín
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