con la incierta sonrisa,
que deja el alma triste,
entre el dolor y el júbilo indecisa;
y a mi viniendo con semblante amigo,
me asiste de la diestra, y apartando
las mustias ramas, con acento blando,
cariñosa, exclamaste: “Ven conmigo”
--Teodoro Llorente--
Cada uno de nosotros nos enfrentamos a diario con obstáculos en el camino de la vida, unos más grandes que otros. No obstante, de todos ellos, del haberlos podido superar, hemos aprendido a ser resilientes, es decir, hemos cultivado la habilidad de resistir.
Cada vez que nos caemos y nos levantamos, nos hace más fuertes, eso es indiscutible. Recordad: Lo que no te mata te hace más fuerte.
Por cierto, los obstáculos superados no solo moldean nuestra vida; también transforman la forma en que conectamos con los demás. Comprender el sufrimiento nos permite a la larga ser más empático y solidario.
Fijaos qué certezas:
-Nadie sabe por lo que atraviesas, cada uno lucha sus propias batallas
-Si eliges la paz, que sepas que viene con muchas despedidas.
-A veces tienes que hacer el papel de tonto para engañar al tonto que cree que te está engañando.
-Ser deseado alimenta el ego. Ser valorado alimenta el alma.
-A veces las personas estamos en viajes de los que no somos parte.
-Un rechazo claro siempre es mejor que una falsa promesa.
-Recuerda, la mejor venganza es ninguna. Mejor olvidar las ofensas.
-La distancia puede darte algo de claridad sobre cómo te sientes con respecto a las personas.
-Mostrar emociones no te hace una persona débil.
-Si no puedes decir nada interesante, di algo gracioso.
En fin.
Joaquín
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