martes, 6 de agosto de 2024

La leyenda más antigua y más hermosa de Fuente de Cantos

                                                                               



Y te digo que es bella, porque es bella,

pero no sé decir, cuando lo digo,

si pienso en ella porque estoy contigo

o estoy contigo por pensar en ella.

--J. A. Buesa--



Dice la leyenda:

¿Qué quién escondió a la Virgen, enterrada como estaba a medio metro de profundidad, bajo el cerro más alto? Pues no se sabe. Pero si sabemos que, una vez que se fueron lo moros, huyendo de las tropas de Fernando III, el Santo, unos chiquillos del pueblo jugando hallaron la talla, polvorienta, magullada, pero intacta.

Y qué menos que nombrarla como la, Aparecida, porque apareció de repente, y traía un mensaje, oculto, pero un mensaje que había que cumplir.

No lo entendieron así las autoridades fuentecanteñas del momento cuando quisieron levantarle un santuario en el mismísimo Altozano, entonces a las afueras del pueblo, en el límite norte. No, no lo entendieron porque...

Según levantaban la ermita-santuario, todo el trabajo que se hacía de día, de noche se caía, y así una y otra vez. Estaba claro, ¡No le gustaba a la Virgen el lugar elegido para su casa!. De pronto, un tipo tuvo una ocurrencia, bendita ocurrencia ¿Y si levantamos la ermita justo en el sitio donde se encontró la talla? Dicho y hecho, ése era el mensaje..

Y en el cerro más alto, donde apareció, en el lugar llamado entonces Hermosa, se levantó una preciosa ermita, coqueta, adecuada, gótica, perfecta, para asentar de por vida en su trono la imagen de nuestra madre patrona, La Aparecida; es decir, la Virgen de la Hermosa.

Joaquín

                                                                

La Aparecida (Virgen de la Hermosa) con su brazo derecho (que porta una flor) reconstruido. Dice la leyenda que le fue cortado para robarle el niño. Por la herida brotó sangre abundante. La talla mide un metro y treinta centímetros.

                                                              

         

La Aparecida presidiendo su retablo. Esta virgen es la imagen más antigua que tenemos en Fuente de Cantos (siglo XIII, nada menos)

                                                                                     
 
Ermita/Santuario de Ntra. Sra. de la Hermosa (llamada Hermosa porque así era conocido el terreno donde se asienta.


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