Hasta los dos años no me dijo exactamente por qué se quiso divorciar

                                                                                     

Un mañana recibí la llamada de un teléfono desconocido, era la mujer de un compañero de trabajo. Luego os contaré, pero en realidad nunca supe cómo se hizo con mi número:

---Joaquín, perdona que invada de esta manera tu intimidad---me dijo---soy Encarni, la mujer Julio. Te quiero confiar un secreto: dejo a mi marido pero, por favor, no le digas nada.

Así me lo confesó, de manera precipitada, y me lo dijo sollozando. Su matrimonio iba de mal en peor, me aclaró. Yo lo sabía por él, aunque no hasta ese punto. Me costó reaccionar, no obstante, intentando quedar al margen de sus peleas conyugales, le respondí:

---¿Y por qué no se lo dices a él, Encarni? 

Percibí suspiros al otro lado de línea telefónica, y lapsus, y lloros. Tras un buen rato en silencio y con la voz entrecortada por la emoción, prosiguió:

---Hace ya una semana que  no aparece por casa. Además necesito saber si te cuenta algo y qué hará cuando se entere. Me quiero separar, Joaquín, pero me da mucha pena. No quiero hacerle demasiado daño---concluyó.

Dos semanas estuve observando el comportamiento de mi amigo, pero sin poder decirle que ya no tenía mujer. Lo pasó francamente mal; acabaron separándose. Un día dejó también de aparecer por el trabajo.

Mientras estuvo en la empresa, su mujer me telefoneaba a diario a preguntarme por él. Yo le hablaba de su decadencia emocional y hasta física. Ella lloraba sin parar, pero siguió adelante con sus planes.

Por cierto, ¿os han confiado alguna vez un secreto personal importante? ¿Algo crucial que no debáis contar a nadie y que os hagan poner en un gran aprieto?.. A mi, sí, aquí tenéis la prueba, y por eso todo esto.  Obvio deciros que a partir de ahí me prometí no cargar más con secretos ajenos.

Joaquín