Envidio a los buenos conversadores, a los que saben escuchar y son escuchados con gusto cuando hablan. Tal es mi obsesión con esto, que un día tomando un copa con un amigo en una discoteca muy frecuentada por divorciados, viudas y demás gente descolocada, le señalé a un grupo de mujeres que se apiñaban y reían en torno a un tipo que hablaba, y le pregunté:
---¿Has visto aquella gente? Qué coño les dirá el tipo aquel a las chicas que le rodean que todas les escuchan embobadas. De qué hablará.
Mi amigo es más joven que yo.. sonrió ante mi pregunta e inquietud manifiesta, y me respondió:
---Joaquín, esto de ser ameno es lo mismo que hablar bien en público, se aprende.. En el fondo es como ligar, y los hay muy duchos en la materia, te lo aseguro.
Él es de los que atraen; tiene éxito el condenado. Sin embargo yo he sido siempre muy extemporáneo en estas cosas. Tan torpe he sido, que igual les hablaba a las chicas de los Reyes Católicos como del Producto Interior Bruto de Alemania. Aún recuerdo la respuesta que le di aquella noche:
---Si, me lo imagino. Supongo que habrá frases recurrentes y ya aprendidas con las que empezar una conversación improvisada y romper el hielo ¿No?.
Mi amigo me miró con cara de asombro, quizás por la candidez de mi respuesta, y enseguida me sugirió:
---Cierto, Joaquín, se siguen utilizando los mismos temas de siempre para entablar una conversación: ¿de qué trabajas? ¿te gusta el cine? ¿coleccionas algo? ¿qué música prefieres? ¿dónde vas de vacaciones? Eso sí, todo menos hablar de enfermedades, de política, de fútbol y de achaques, que de esto vosotros, los viejos, os hincháis, jajaja
En fin, está claro que en estos menesteres yo estoy ya fuera del mercado.. Y lo dicho, si algún buen conversador leéis esto, decidme: ¡qué hacéis! ¡de qué coño habláis!..
Joaquín
No hay comentarios:
Publicar un comentario