Entre una tesis y un máster...
Llénate
de mí.
Ansíame.
agótame, viérteme, sacrifícame.
Pídeme,
récogeme, contiéneme, ocúltame.
Quiero
ser de alguien, quiero ser tuyo, es tu hora.
Soy
el que pasó saltando sobre las cosas,
el
fugante, el doliente.
(P. Neruda)
Conste
que todo lo que pienso contar a continuación lo acabo de releer en
una revista; eso sí, lo digo a mi manera e intercalando frases o
palabras de mi propia cosecha. No se alboroten por lo que lean, pues
nada más lejos de mi intención provocar ningún tipo de escándalo,
faltaría más, solo cuento cosas tan reales y habituales que todos
las hacemos al menos una vez a la semana, exactamente los sábados ¡digo yo!...
En
el año 1966 se hizo un experimento sorprendente, nunca antes se
había realizado. Utilizaron la experiencia de 382 mujeres y 380
hombres sumando un total de 10.000 episodios de variada actividad
sexual entre todos ellos. El resultado hoy en día nos puede parecer
banal, pero en aquella época fue catalogado como asombroso, el
estudio demostró que hay una respuesta similar al estimulo sexual
entre hombres y mujeres. Si, porque antes se pensaba que la mujer iba
por libre y su capacidad de disfrute era poco menos que anecdótica o
esporádica.
Sorprendió
también, y mucho, que éste estudio, serio y meticuloso, realizado
por el ginecólogo Willian Masters y su mujer, la psicóloga Virginia
Johnson, nos asegurara que, a pesar de la distinta estructura y
disposición de los aparatos reproductores masculinos y femenino,
ambos tengan las mismas fases de respuestas ante esos estímulos,
porque, resulta que...
Si
bien sabemos que las hormonas, testosterona en los hombres y los
estrógenos en la mujer, son las verdaderas responsables del deseo o la libido sexual, también es verdad que interviene una parte
psicológica del individuo. No sólo un nivel alto de éstas hormonas
garantizan el éxito de un acto sexual, sino que la interpretación
de esos deseos que haga el cerebro es primordial, por ejemplo
influye... la angustia, la culpa, la fatiga etc. Si, ya sé que no
descubro América con esto, pero hay mas...
Independientemente
de la causa que nos provoque el acto sexual, en el hombre la primera
señal es una erección del pene y, sorpréndase, los pezones se nos
eriza, los testículos se agrandan y se pegan al cuerpo. En la mujer
se lubrifican las paredes vaginales, ésta se expande y se pone de
color oscuro (¡Claro!, que a ver quién es el guapo que se pone a
mirar el color en esos momentos) y los labios de la vulva se hinchan
y se separan al mismo tiempo. Tanto en el hombre como en la mujer la
presión sanguínea se acelera y los músculos se tensan. ¡Ah!.. Se
me olvidaba, según estos médicos todo sucede en cuatro fases...
excitación, meseta, orgasmo y resolución; yo pondría una quinta,
la del cigarrillo después...
Todo
lo que he contado hasta ahora corrrespondería a la primera etapa o
excitación. En la segunda, o meseta, diríamos que, lo mismo que en
la primera sólo que todos los síntomas se mantienen un ratito. Al
final de esta fase el glande masculino se agranda y, ojo al dato para
los que echen mano del “Coitus Interruptus”, algunos hombres
emiten el llamado fluido preyaculatorio, que puede contener
espermatozoides vivos. En las mujeres al terminar éste periodo el
clítoris se hace aun mayor, el rubor sexual se extiende hasta los
pezones y los pechos se hinchan.
En
la tercera fase el nivel de excitación aumenta por encima de un
determinado umbral y sobreviene el orgasmo que no es más que
una explosión o descarga de tensión neuromuscular, y se activan una
serie de mecanismos reflejos en los órganos sexuales, y en el resto
el cuerpo, ¡claro!
Durante
el orgasmo masculino, al principio, la próstata se constriñe y la
vesícula seminal impulsa el semen hasta la uretra, después la
vejiga urinaria se cierra para que el semen no entre en ella y los
músculos del pene se contraen para ayudar al semen salir al
exterior; ni que decir tiene que enseguida la sensación de placer y
plenitud invade al suertudo individuo. Y miren, yo no lo sabía, pero
parece ser que hay orgasmos masculinos secos, es decir, sin
eyacular.. ¡Qué cosas!..
Para
ellas el orgasmo comienza por una especie de estallido de calor y
placer que emana de la zona del clítoris. A diferencia de los
hombres, en las mujeres, si se continúa estimulando, pueden llegar a
sentir otros orgasmos en un corto periodo de tiempo. Algunas
experimentan durante el orgasmo una especie de eyaculación, aunque
su origen no está claro, hay quien dice que no es más que
incontinencia urinaria.
Y
viene la ultima fase, llamada de resolución; aquí, creo, no hace
falta explicar mucho, todos lo entendemos. Es una vuelta a las pautas
anteriores a la excitación, y todo retorna a su tamaño y color
habitual. Y, ¡ojo! en los hombres es imposible fisiologicamente
eyacular de nuevo hasta pasado un tiempo prudencial, que dependerá, por supuesto, del ardor guerrero del menda. Una vez acabado todo se
entra en un estado de sopor o modorra que es ideal para conciliar el
sueño. Bueno, algunas mujeres dicen que justo lo contrario, que se
espabilan..
Todo
esto que he contado se entiende cuando el acto es placentero para
ambos, que no hace falta decir que no siempre es así. Demasiado a
menudo, si el tío es un cafre y sólo piensa en él, los mecanismos
que se ponen en marcha sólo son los suyos; los de su compañera de
cama ni se inmutan. Eso sí, a ella se les activan los dispositivos de
la paciencia y resignación, que suelen ir de la mano.
Ya
dije antes que yo contaría una quinta fase en esto del acto sexual,
la del cigarrillo después, pero... pensándolo bien, ahora que ya
casi nadie fuma le podríamos llamar; “la de revisar el móvil”,
apuesto que todos lo hacemos...
Dicho
queda...
Joaquín
Yerga
13/09/2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario