viernes, 21 de septiembre de 2018

La chispa de la vida...




Amiga...
Repite el sol cada mañana
al asomar, tímido, en lontananza.
Cada atardecer repite el mar y sus mareas,
y anegan los confines de la playa;
y la primavera vuelve a su cita de abril.
Yo quiero repetir mil veces en mis labios
tus besos.
Y amarte otras diez mil madrugadas..
--Joaquín--


¡No hay dudas, éste es el día! –Pensaba Benjamín entusiasmado. Había amanecido muy nublado y un calor insoportable envolvía la ciudad. Todo presagiaba que sobre el mediodía de ése 15 de junio de 1752, una fuerte tormenta iba a descargar sobre la ciudad de Filadelfia, la capital del estado de Pennsilvania, en los Estados Unidos.
Benjamín Franklin hacía tiempo que lo esperaba, no en vano tenia ya preparado su artilugio. Había pasado la noche muy nervioso esperando la primeras luces del día para poner en marcha su invento. Sin duda, ése iba a ser el día definitivo, el esperado, el que tanta ilusión le había generado y por el que había derrochado demasiado tiempo y dinero..
En cuanto oyó los primeros truenos y vio los primeros rayos de la tormenta miró al cielo observando cómo éste se oscurecía por completo y un pesado y eléctrico ambiente cubría su cuerpo hasta hacerle sudar la gota gorda. Sacó raudo de su cochera la cometa que tan trabajosamente había fabricado y la izó hacia el cálido viento de la mañana. No tardó mucho en sacar sus conclusiones y saltar de alegría; un rayo impactó contra la cabeza metálica de la cometa mientras ésta se agitaba en las alturas volteada por la fuerte ventisca. El rayo se deslizó velozmente cuesta abajo sobre la cuerda de la cometa y fue a morir en la pieza de hierro que Franklin había atado en el extremo de la misma. El ruido fue ensordecedor, las chispas que provocó la descarga apunto estuvieron de quemar la cara y las manos de inventor, y provocar, de paso, una gran desgracia. Pero el experimento funcionó y a pesar de lo arriesgado del mismo, Benjamín Franklin, ése gran científico, había inventado el Pararrayos; fue el principio de la electricidad.
Un siglo después del experimento de Franklin, exactamente en 1860, un inglés, Michael Faraday, daba un conferencia en Londres, a cerca de sus descubrimientos sobre la electricidad y magnetismo. Un político presente en la sala le preguntó sobre la utilidad de “eso que llaman electricidad”, a lo que Faraday contestó: “No se preocupe, señor, ya verá como algún día se le puede aplicar algún impuesto”. No me negarán el buen ojo de este sabihondo “guiri”...
La electricidad ése maravilloso y caro invento, que aquí en España a alcanzado estos días su precio máximo, es un asunto difícil de explicar, misterioso, invisible, pero que hoy en día se nos ha vuelto imprescindible, no podríamos vivir sin ella.
No quiero ni debo mentirles, no se lo merecen, es verdad que no tengo ni pajolera idea de la electricidad, pero he leído un reportaje en una revista y se me antoja hacerles un pequeño resumen para ver si lo comprenden o refrescarles la memoria a los que ya lo saben.
A ver cómo empiezo... parece ser que todos los cuerpos vivos o inertes llevamos algo de electricidad en sí mismo, es cuestión de los átomos, electrones y núcleos de los que estamos hechos, pero esto da para una tesis..
El asunto es que la electricidad se manifiesta cuando dos cuerpos al tocarse o rozarse se transfieren entre ellos una cantidad indeterminada de electrones. Se suele poner de ejemplo la descarga eléctrica que sentimos algunas veces cuando bajamos del coche después de haber recorrido alguna distancia. Esto se debe al rozamiento de la carrocería del vehículo con los átomos del aire. Otra cuestión, pero ya de ingeniería, es producirla a grande escala y para eso están los grandes generadores, como son: las centrales hidroeléctricas, nucleares, termosolares etc., ¡Claro! Que para llegar hasta donde hemos llegado ha tenido que pasar mucho tiempo y romperse la cabeza mucha gente extraordinaria, como el mismo Franklin, Faraday, Coulomb, Édison, Volta y algunos más...
Pero según el artículo al que aludo como excusa para hablar de esto, parece ser que hay dos clases de electricidad, la de corriente continua y la de corriente alterna. El primer desarrollo se hizo con la primera y con ella se iluminó la primera ciudad de la historia; bueno, realmente fue un barrio, Pearl Street, en Nueva York, y la hizo el inventor Thómas Alba Édison, uno de los pioneros de esto. Sin embargo, al tener limitaciones y no poder llegar a toda la demanda eléctrica que se requería, ofreció a un empleado suyo Nikola Tesla (un manitas) 50.000 dolares si solucionaba el problema. Tesla lo hizo inventando la corriente alterna, pero el ganso de Édison se desdijo, (como los políticos de ahora) y sólo le subió el sueldo diez dolares al mes, ¡Sería rata, el tío!... 
Pero Nikola Testa se lo montó por su cuenta, se asoció con la empresa Westinghouse y le fue de perlas. En poco tiempo iluminaron un montón de ciudades con la corriente alterna y se forró. En Europa la primera ciudad iluminada con electricidad fue París, ¡Cómo no!.. Por eso se le llamó "la ciudad de la luz". En España he oído decir que fue Jerez de la Frontera, ¡Mira por donde!.. 
La electricidad es un fenómeno sorprendente, su control y difusión ha sido uno de los retos más importante del ser humano. Nuestra calidad de vida depende de ella. 
Dicho queda...



Joaquín
   



                                                         
                                                               





No hay comentarios:

Publicar un comentario