Amiga...
Repite el sol cada
mañana
al asomar,
tímido, en lontananza.
Cada atardecer
repite el mar y sus mareas,
y anegan los
confines de la playa;
y la primavera
vuelve a su cita de abril.
Yo quiero repetir
mil veces en mis labios
tus besos.
Y amarte otras
diez mil madrugadas..
--Joaquín--
¡No hay dudas, éste
es el día! –Pensaba Benjamín entusiasmado. Había amanecido muy
nublado y un calor insoportable envolvía la ciudad. Todo presagiaba
que sobre el mediodía de ése 15 de junio de 1752, una fuerte
tormenta iba a descargar sobre la ciudad de Filadelfia,
la capital del estado de Pennsilvania, en los Estados Unidos.
Benjamín Franklin
hacía tiempo que lo esperaba, no en vano tenia ya preparado su
artilugio. Había pasado la noche muy nervioso esperando la primeras
luces del día para poner en marcha su invento. Sin duda, ése iba a
ser el día definitivo, el esperado, el que tanta ilusión le había
generado y por el que había derrochado demasiado tiempo y dinero..
En cuanto oyó los
primeros truenos y vio los primeros rayos de la tormenta miró al
cielo observando cómo éste se oscurecía por completo y un pesado y
eléctrico ambiente cubría su cuerpo hasta hacerle sudar la gota
gorda. Sacó raudo de su cochera la cometa que tan
trabajosamente había
fabricado y la izó hacia el cálido viento de la mañana. No tardó
mucho en sacar sus conclusiones y saltar de alegría; un rayo impactó
contra la cabeza metálica de la cometa mientras ésta se agitaba en
las alturas volteada por la fuerte ventisca. El rayo se deslizó
velozmente cuesta abajo sobre la cuerda de la cometa y fue a morir en
la pieza de hierro que Franklin había atado en el extremo de la
misma. El ruido fue ensordecedor, las chispas que provocó la
descarga apunto estuvieron de quemar la cara y las manos de inventor,
y provocar, de paso, una gran desgracia. Pero el experimento funcionó
y a pesar de lo arriesgado del mismo, Benjamín Franklin, ése gran
científico, había inventado el Pararrayos; fue el
principio de la electricidad.
Un siglo después del
experimento de Franklin, exactamente en 1860, un inglés, Michael
Faraday, daba un conferencia en Londres, a cerca de sus
descubrimientos sobre la electricidad y magnetismo. Un político
presente en la sala le preguntó sobre la utilidad de “eso que
llaman electricidad”, a lo que Faraday contestó: “No se
preocupe, señor, ya verá como algún día se le puede aplicar algún
impuesto”. No me negarán el buen ojo de este sabihondo “guiri”...
La electricidad ése
maravilloso y caro invento, que aquí en España a alcanzado estos
días su precio máximo, es un asunto difícil de explicar,
misterioso, invisible, pero que hoy en día se nos ha vuelto
imprescindible, no podríamos vivir sin ella.
No quiero ni debo
mentirles, no se lo merecen, es verdad que no tengo ni pajolera idea
de la electricidad, pero he leído un reportaje en una revista y se
me antoja hacerles un pequeño resumen para ver si lo comprenden o
refrescarles la memoria a los que ya lo saben.
A ver cómo
empiezo... parece ser que todos los cuerpos vivos o inertes llevamos
algo de electricidad en sí mismo, es cuestión de los átomos,
electrones y núcleos de los que estamos hechos, pero esto da para
una tesis..
El asunto es que la
electricidad se manifiesta cuando dos cuerpos al tocarse o rozarse se
transfieren entre ellos una cantidad indeterminada de electrones. Se
suele poner de ejemplo la descarga eléctrica que sentimos algunas
veces cuando bajamos del coche después de haber recorrido alguna
distancia. Esto se debe al rozamiento de la carrocería del vehículo
con los átomos del aire. Otra cuestión, pero ya de ingeniería, es
producirla a grande escala y para eso están los grandes generadores,
como son: las centrales hidroeléctricas, nucleares, termosolares
etc., ¡Claro! Que para llegar hasta donde hemos llegado ha tenido
que pasar mucho tiempo y romperse la cabeza mucha gente
extraordinaria, como el mismo Franklin, Faraday, Coulomb, Édison,
Volta y algunos más...
Pero según el
artículo al que aludo como excusa para hablar de esto, parece ser
que hay dos clases de electricidad, la de corriente continua y la de
corriente alterna. El primer desarrollo se hizo con la primera y con
ella se iluminó la primera ciudad de la historia; bueno, realmente
fue un barrio, Pearl Street, en Nueva York, y la hizo el
inventor Thómas Alba Édison, uno de los pioneros de
esto. Sin embargo, al tener limitaciones y no poder llegar a toda la
demanda eléctrica que se requería, ofreció a un empleado
suyo Nikola Tesla (un manitas) 50.000 dolares si
solucionaba el problema. Tesla lo hizo inventando la corriente
alterna, pero el ganso de Édison se desdijo, (como los políticos de
ahora) y sólo le subió el sueldo diez dolares al mes, ¡Sería
rata, el tío!...
Pero Nikola Testa se
lo montó por su cuenta, se asoció con la empresa Westinghouse y le
fue de perlas. En poco tiempo iluminaron un montón de ciudades con
la corriente alterna y se forró. En Europa la primera ciudad
iluminada con electricidad fue París, ¡Cómo no!.. Por
eso se le llamó "la ciudad de la luz". En España he oído
decir que fue Jerez de la Frontera, ¡Mira por donde!..
La electricidad es un
fenómeno sorprendente, su control y difusión ha sido uno de los
retos más importante del ser humano. Nuestra calidad de vida depende
de ella.
Dicho queda...
Joaquín
No hay comentarios:
Publicar un comentario