Según David Hume (filósofo inglés) la felicidad no procede de la razón (mente) sino de los sentimientos (corazón) que nos inclina hacia la virtud, y la virtud produce placer y satisfacción. Por contra, el vicio nos lleva al dolor y al sufrimiento.
Claro, que luego viene Kant y nos dice que no, que la felicidad no se puede basar en buenos sentimientos (esos impulsos subjetivos), porque algunas personas sienten un placer inmenso y hasta rebosan felicidad cometiendo maldades.
Por cierto, según Kant, no debemos pensar que la felicidad es un derecho divino, sino algo que debemos merecer. Sólo podemos aspirar a ella cuando nuestros actos se ajustan al deber, es decir a lo correcto.
Decía Kant, también, que el amor es un impulso natural; el odio, en cambio, se aprende y puede ser desactivado por medio de la razón.
En fin, cosas de Kant.
Joaquín
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
Eliminar