Y, sin embargo, espero. Y el tiempo pasa y pasa.
Y ya llega el otoño, y espero todavía:
De lo que fue una hoguera sólo queda una brasa,
pero sigo soñando que he de encontrarte un día.
--J. A. Buesa--
El Corregidor de Justicia Mayor de Castilla, D. Juan Pérez de Granada, quedó maravillado por el inmenso patrimonio arquitectónico de Fuente de Cantos. ¡Pero qué digo maravillado, quedó pasmao!. ¿Qué por qué os cuento esto? Veréis:
D. Juan Pérez de Granada visitó el pueblo en abril de 1574. Era el encargado de inventariar las iglesias, las ermitas y demás edificios religiosos, así como los objetos sagrados que contenían en abundancia (cálices, cruces, imágenes etc. etc.). Bien, pues varios días le llevó anotar todo lo que teníamos entonces.
El 26 de abril de ese año, acompañado de su secretario y varios eclesiásticos fuentecanteños, D. Juan Pérez de Granada, salió de la sacristía de la Parroquia (lugar donde había instalado su oficina provisional) y después de recorrer varias calles saludando a muchos de los transeúntes con los que se encontraba, llegó a la del Corro (calle San Blas), donde al final de la misma, atravesado ya el camino de Segura de Léon, se encontraba la preciosa ermita de los Santos Mártires San Fabián y San Sebastián.
No hizo falta que D. Juan Pérez de Granada aporreara la puerta de la ermita, en la misma entrada le esperaba Juan Alonso, el ermitaño y santero del templo. El corregidor pudo comprobar que la ermita no era muy grande y estaba precedida por un corral tapiado. Constaba de cuatro modestas naves con techo de madera y tejas y con varios altares en su interior.. Las paredes estaban pintadas con historias de la Biblia. Se mantenía a base de limosnas.
Entró D. Juan y ordenó a su secretario revisar y anotar los enseres uno por uno, cosa que hizo éste con esmero. Una vez acabada la tarea y apuntado ya los datos en el libro notarial, D. Juan Pérez de Granada devolvió las llaves de la ermita al ermitaño (protocolo habitual) y volvió a la Parroquia. Aún le quedaba por visitar esa tarde las ermitas de San Blas, la de Santa Lucía y la de Santa Ana...
Para los próximos días tenía pensado pasarse por las ermitas de San Juan, la de San Bartolomé, la de la Misericordia, la de San Marcos, la de la Hermosa, la de los Remedios, la de Santiago, la de San Bartolomé, la de San Benito, la de San Julián, etc. etc. y terminar con ello la fatigosa faena que le habían encomendado sus superiores de San Marcos de León.
Por cierto, la ermita de los Mártires San Fabián y San Sebastián era, según José Lamilla, de las más antiguas de Fuente de Cantos. Yo no lo recuerdo, pero según él los restos han perdurado hasta hace muy poco tiempo.
Joaquín
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